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viernes, 19 de mayo de 2017

La segunda comunión

DIARIO DE UN CURA:
La segunda comunión
De verdad, de verdad, lo más que me gusta de las comuniones es cuando hay  una segunda comunión. La primera está muy vista. Hay cantidad de fotos y vídeos y apenas reconoces a los niños que vienen vestidos para la ocasión. La segunda, no. Aunque tiene  la misma importancia que la primera, los niños vienen vestidos de niños, con naturalidad y simpatía como ellos son siempre.  Ni traje especial, ni regalos, ni protocolo. Sólo un encuentro personal de Jesús y el niño o la niña. Ya no hay nervios, ya no hay observadores. Si acaso, el papá y la mamá que,  sin pasar por la peluquería, se acercan discretamente a la iglesia, participan de la misa y, a la hora de comulgar, con su hijo al lado, reciben a Jesús con cara de felicidad   porque es su segunda comunión. Bueno, la verdad, a mí me gustan igualmente  las terceras y las décimas y todas las que vengan. Lo que más me gusta de la primera comunión es que, sin primera, no hay segunda. 

El otro día, un poco antes de misa, a unos niños sentados en el primer banco de la iglesia les pregunté que cuándo hacían la segunda comunión. Ellos se echaron una carcajada y la más espabilada dice.
-¡Querrás decir la primera comunión!
 Y yo insistí. No, la primera sé yo que es el domingo próximo. Quiero saber para cuándo es la segunda.
Y otra vez la respuesta entre risas de la más lista:
- No hay segunda, sólo la primera.
-Pues este año, le dije, vamos a tener primera comunión y segunda comunión …y bastantes  más!!!
Los chiquillos, que seguramente estaban pensando que yo estaría  un poco mal de la cabeza,  lanzaron, sin ensayo previo  un
¡Ñoooos, qué buenooooo!!! que retumbó en toda  la iglesia.
Entonces me quedé contentísimo.  En adelante, pensé,  pondré fechas de primera y segunda comunión… y algunas más.  Seguro que los niños se sentirán muy bien. Y los padres. Y los catequistas. Y los curas.
Que vivan las segundas comuniones.



lunes, 14 de mayo de 2012

LA PRIMERA...Y LA SEGUNDA COMUNIÓN

LA PRIMERA…Y LA SEGUNDA COMUNIÓN




En estos días, los chiquillos de nueve años andan como locos. Y tal vez, mucho más, sus padres. Y es que lo de la primera comunión puede trastornar a cualquier familia. Según cuentan algunos, celebrar la primera eucaristía hoy día sale por un ojo de la cara…¡Hasta dos mil euros! Ya saben que nadie se priva de los recordatorios, las fotos y vídeo y el traje y la fiestecilla posterior. Algunos padres, todavía están pagando al banco el préstamo que pidieron el año pasado para la comunión del niño.

Y ya ven, se trata de un acto religioso que es totalmente gratuito, que se puede celebrar cualquier día, que no exige ningún boato externo sino la preparación previa en la catequesis. Pero es que, a la hora de la verdad, parece como si se diera el disparo de salida y todo el mundo se volviera loco para gastar y comprar y no quedar en inferioridad ante ningún niño o niña. En la parroquia hay dos o tres trajes de primera comunión, flamantes, con un solo uso, a disposición de quien quiera ahorrarse el dinero de una compra innecesaria. Y, sin embargo, a pesar de la crisis, parece que nadie está dispuesto a ponerse la ropa de otro niño.

Los días de primera comunión suelen ser ocasión para que los catequistas y los párrocos conscientes lloren un poco. Y no porque sea malo vestirse de bonito o irse a comer con los amigos y la familia a un restaurante. Lo malo es que toda la primera comunión se reduzca a eso. Y que se le dé más importancia a la foto que al acto. A veces, por querer grabar una imagen, nos perdemos la alegría de vivirla “en directo” y guardarla en el álbum del corazón.

Y lo peor. No es lógico que, por valorar tanto la “primera” comunión, se le quite toda importancia a la “Segunda”. Y a la tercera y a todas las que sigan…Para bastantes niños y niñas ésta es la Primera y la Última comunión de su vida. Qué pena que no gastemos también energías para animar a que los niños sigan participando en la eucaristía, que es de lo que se trata. Con razón, a la hora de hablar ya no se dice tanto “primera comunión” sino “la comunión”. “Mi niño va a recibir la comunión, dice algún padre todo feliz. Y dice muy bien “la comunión”: la única.

Por eso habrá que seguir trabajando desde las parroquias para que los niños hagan su segunda comunión, liberados ya de de los zapatos que aprietan, libros, regalos, guantes, rosarios, fotos y todo eso que, muchas veces, sólo sirve para despistar de algo tan grande como que Jesús se hace Pan para estar en la vida del niño. A los niños de mi parroquia les invito siempre a hacer la Segunda comunión. Y alguna vez me llevo una bonita sorpresa. Antonio, que hizo su primera comunión el año pasado volvió el domingo siguiente muy feliz a hacer su segunda comunión, a servir de monaguillo y a darme la alegría del día cuando, muy contento, me aseguró:

-Esta segunda comunión me ha gustado más que la primera porque no estoy nervioso. Y voy a seguir comulgando.

Gracias, Antonio, Marina, David, Leticia, Paqui, Kilian. Gracias porque ustedes han comprendido, con nueve añitos que la primera comunión no es un jueguito, no es la excusa para una fiesta sino el comienzo de un encuentro con Jesús. Y que no hay primera si no hay segunda. Gracias.

P. D. Mi felicitación a todos los niños y niñas que hace una semana hicieron su Primera Comunión en Playa de Arinaga. Y a todos los que en los próximos días van a celebrarla en Cruce de Arinaga y Las Rosas. Deseo que estén viviendo estos días con mucha ilusión. Y ya que no me es posible estar en la Primera, espero compartir pronto  con ustedes la segunda la tercera... o la quinta. Felicidades también a sus padres y sus catequistas que tanto le ayudan a vivir su amistad con Jesús.


domingo, 9 de mayo de 2010

DIARIO DE UN CURA. Me encanta la LA SEGUNDA COMUNIÓN

       LA SEGUNDA COMUNIÓN 


Ayer y hoy he tenido primeras comuniones en la parroquia y eso me supone preocupación, un poco de nerviosismo... y alegría. Lo de la alegría lo digo en tercer lugar aunque me gustaría que fuera lo primero. En cambio la segunda comunión de los niños, como la tercera y otras, sólo me produce alegría. Ahora, cuando escribo estas notas del Diario, queda solamente el gozo. Y es que la primera comunión trae mucha tensión en la familia que luego se va transmitiendo a los niños, a los catequistas, al cura...Tiene de negativo  que, para muchos,  es simplemente un acto social. Como la fiesta de Los Quince Años en América. Vestimos de largo a los niños, les hacemos una fiesta y metemos a los invitados en la iglesia. Y el templo se convierte en un hervidero donde tenemos a los niños en primer lugar, que, por ejemplo ayer y hoy, estaban nerviosos pero muy atentos y  respetuosos. Ponemos detrás a los padres que, salvo algún caso extremo, mantienen las formas, saben a lo que están seguido de los abuelos, algunas personas piadosas de la parroquia y después... una masa grande de personas que están allí porque fueron invitadas al banquete y no conectan con el acto religioso. Aquello no les dice nada y, como cuando yo voy a una cabalgata de lo que sea, miro el "espectáculo" y comento en voz alta , y me río, y no estoy "dentro de la celebración" que es  lo que uno inocentemente pretende de todos los que allí están.
     Por eso me encantan las "segundas comuniones". Me encanta que el domingo que viene estos niños de hoy acudan al templo ya sin nervios, ni peluquería, ni vestido de marinero ni princesa, sin banquete posterior ni regalos...¡y vayan a recibir a Jesús, a escuchar su Palabra! Ahí se transmite paz , ambiente de familia, religiosidad. La iglesia estará menos llena porque sólo vendrán los que sienten aquello. Ojalá acudieran todos a las primeras comuniones  con la misma sensibilidad religiosa. 
     Hace unos días comentábamos varios compañeros sacerdotes el proceso que ha tenido las celebraciones de la Primera comunión.  Y, entre bromas y veras, decíamos:
-Hace 30 años estábamos preocupados porque los niños tuvieran una buena preparación en la catequesis
-Hace 20 años estábamos preocupados porque  los padres también confesaran y comulgaran.  
-Hace 15 años nos conformábamos con que la gente no hablara tan fuerte en la iglesia.
-Desde hace 10 años nos sentimos satisfechos con que el cura logre mantener la calma con todos.
     Bueno, pues a mí me ha dejado satisfecho esto último y más. Al mediodía estuve en la celebración que hizo una familia de La Goleta  con tres niños que hicieron su primera comunión . Me pareció formidable el ambiente de alegría, de "buen rollo" entre todos los que estaban allí: Música, comida, tarta y ambiente de fiesta. Así habrá sido, seguro, en todos los casos. Eso me satisface. Igualmente me deja buen sabor la actitud colaboradora de los catequistas, del coro parroquial y un buen número de padres y madres. Acabo de leer hace un ratito el artículo de un obispo francés en donde expresa que esa es la Iglesia que hay que construir, en donde el cura no es el que lleva el peso de la parroquia sino que se lleva entre todos.
Termino el día lleno de satisfacción por los niños, por los catequistas, por quienes han colaborado a intentar que la fiesta de la Primera Comunión  sea algo serio, por quienes han preparado las canciones, por la actitud de bastantes padres y madres. Gracias a todos. Y, como cantamos este mediodía: Gracias, gracias Señor muchas gracias; Gracias amigo Jesús.