DIARIO DE UN CURA:
La segunda comunión
De
verdad, de verdad, lo más que me gusta de las comuniones es cuando hay una segunda comunión. La primera está muy
vista. Hay cantidad de fotos y vídeos y apenas reconoces a los niños que vienen
vestidos para la ocasión. La segunda, no. Aunque tiene la misma importancia que la primera, los
niños vienen vestidos de niños, con naturalidad y simpatía como ellos son
siempre. Ni traje especial, ni regalos,
ni protocolo. Sólo un encuentro personal de Jesús y el niño o la niña. Ya no
hay nervios, ya no hay observadores. Si acaso, el papá y la mamá que, sin pasar por la peluquería, se acercan
discretamente a la iglesia, participan de la misa y, a la hora de comulgar, con
su hijo al lado, reciben a Jesús con cara de felicidad porque
es su segunda comunión. Bueno, la verdad, a mí me gustan igualmente las terceras y las décimas y todas las que
vengan. Lo que más me gusta de la primera comunión es que, sin primera, no hay
segunda.
El
otro día, un poco antes de misa, a unos niños sentados en el primer banco de la
iglesia les pregunté que cuándo hacían la segunda comunión. Ellos se echaron
una carcajada y la más espabilada dice.
-¡Querrás
decir la primera comunión!
Y yo insistí. No, la primera sé yo que es el
domingo próximo. Quiero saber para cuándo es la segunda.
Y
otra vez la respuesta entre risas de la más lista:
- No
hay segunda, sólo la primera.
-Pues
este año, le dije, vamos a tener primera comunión y segunda comunión …y
bastantes más!!!
Los
chiquillos, que seguramente estaban pensando que yo estaría un poco mal de la cabeza, lanzaron, sin ensayo previo un
¡Ñoooos,
qué buenooooo!!! que retumbó en toda la
iglesia.
Entonces
me quedé contentísimo. En adelante,
pensé, pondré fechas de primera y
segunda comunión… y algunas más. Seguro
que los niños se sentirán muy bien. Y los padres. Y los catequistas. Y los
curas.
Que
vivan las segundas comuniones.
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