viernes, 9 de octubre de 2015

SINODO: AL ATARDECER ESTABAN TODOS REUNIDOS Y...MARÍA EN MEDIO DE ELLOS

Escribe Paco Mira:
SINODO: 
AL ATARDECER ESTABAN TODOS REUNIDOS 
Y...MARÍA EN MEDIO DE ELLOS.

              Partiendo de la base que el Evangelio, como todas las noticias buenas, tiene que ser filtrado en su lectura por aquello de los géneros literarios, me quiero imaginar la escena: un grupo de seguidores de un crucificado, quizás decepcionados al pensar que su lucha había quedado en la nada, reunidos en una sala preguntándose qué hay que hacer o qué habría que hacer a partir de ahora; quizás las ganas de arrojar la toalla imperaban más que las de continuar en una batalla que, entre otras cosas por cuestiones de ideología, de política, de miedo podría ser que no tuviera futuro... en definitiva la escena de lo que hoy podríamos decir decepcionante.

         Sin embargo, y he aquí la gran paradoja, aquella gente - lejos de arrojar la toalla - se ha mantenido en que lo que para otros puede parecer una contradicción y es simbología de ánimo y de seguir adelante a pesar de todas las dificultades a sabiendas que los caminos por los que ahora van a deambular y a recorrer no van a ser nada fáciles. Las mujeres, como y con María a la cabeza, van a ser determinantes en muchas de las decisiones que a partir de ahora, aquella comunidad insignificante ha generado lo que ahora tenemos.

         Fíjense las curiosidades de la vida. La semana pasada comienza en Roma un Sínodo (reunión de representantes de un colectivo para un fin determinado), en el que se va a tratar,  a debatir ... lo fundamental del ser humano. Se va a debatir la esencia del núcleo en donde hemos nacido, crecido, alimentado y que nos marcará para el resto de nuestros días: la familia.

         Los tiempos han cambiado, pero quizás muchas de las connotaciones que hace dos mil años se dieron, se pueden reproducir hoy también. En aquellos tiempos estaban encerrados por miedo. A mí me gustaría que mi Iglesia, en los tiempos actuales, no se encierre ni tenga miedo. Que sea una Iglesia abierta y valiente porque también es verdad que como diría Santa Teresa, "corren tiempos recios", tiempos difíciles y complicados en los que la sociedad, los propios cristianos, le exigen, le piden a la Iglesia, a su Iglesia, que vaya con ella y con ellos en los tiempos en los que nos movemos.

         Me gustaría que mi Iglesia, a través del sínodo,  no fuese como el joven del evangelio de este fin de semana que le cuesta desprenderse de lo que no le es necesario. Quiero que mi Iglesia se humilde, sencilla, amable, cariñosa, no apegada a los que no pueden entrar por el ojo de una aguja, porque eso significa que cada vez más está en la línea del crucificado y más cerca de aquellos primeros que también se reunían, entre otras cosas, para rezar.

         Y me alegra que rezando tengamos una iglesia que en las palabras del Papa Francisco  sea accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad". Por eso los primeros cristianos lo entendieron muy bien y no siguieron encerrados en sus propios criterios, sino que entendieron que lo que le sigue al crucificado es anunciar su mensaje.

         Me alegra que en el Sínodo de la familia, la mujer esté presente. Quien nos da la vida, pueda seguir anunciando la Vida, incluso dentro de la responsabilidad de la propia Iglesia. María, es ejemplo de ello. Ella es Pilar por lo consistente y por su firmeza en su convicción. María nos dio la Vida y sigue apoyando la vida.

         Apoyemos el sínodo. Ojalá que nos sirva a todos y que como dice el salmo de este fin de semana, sácianos de tu misericordia, y nuestra vida será alegría"

         Mi recuerdo para Adrián y Nicanor. La Diócesis se alegra por ustedes.

      Hasta la próxima.

         Paco Mira


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