UNA MANIFESTACIÓN
SIN SINDICATOS,
PERO COMPROMETIDA
SIN SINDICATOS,
PERO COMPROMETIDA
Los que peinamos ciertas canas, no nos las pintamos, y tenemos
ciertos años, recordamos - no se si con cierta nostalgia o no - tiempos
pretéritos en los que estrenábamos democracia y además todo lo que ello
conllevaba: libertad de expresión (oral y escrita), libertad de reunión
(pública y privada), libertad de manifestación. Pero como hasta la fecha no
habíamos tenido esa oportunidad, no se sabía cómo había que hacerlo y para ello
surgen los sindicatos, para ayudarnos - según ellos - a reivindicar lo que nos
corresponde o por lo menos a lo que tenemos derecho.
Pero claro: quizás todo tenga un pero:
lo que nace como una novedad maravillosa, como una oportunidad de ser lo que no
éramos, se convierte en una rutina que mata la idea original: nos manifestamos
por todo, hasta por toser. Y todo lo que se generaliza - como los medicamentos
- acaba perdiendo su efecto. Solo basta ver las manifestaciones de hace diez
años con las de ahora. No tienen nada que ver y como el día de la manifestación
esté soleado, probablemente haya más gente en la playa que aguantando una
pancarta.
Se preguntarán a qué viene lo que estoy
contando. Y es que este fin de semana hay una manifestación. Una manifestación
sin pancarta escrita, porque la sola presencia del protagonista es ya la
pancarta. Una manifestación en la que no hacen falta sindicatos que nos
convoquen a ella, puesto que la convocatoria ya viene impresa en el rostro del
manifestante. Este fin de semana celebramos una epifanía: Dios en Jesús, por si
no lo teníamos claro, se da a conocer a todo el mundo. En todas las
manifestaciones hay un manifiesto final, aquí no hace falta escribir nada, no
hace falta micrófono... hace falta ver y contemplar un pesebre, una indigencia
en un portal, para darnos cuenta que el mensaje tiene que ser asumido e
interiorizado.
Es curioso como tres eminencias, tres
representaciones de todo el mundo, se arrodillan (no es al revés) ante la
evidencia. Se arrodillan ante la reivindicación de los derechos de los pobres,
de los humildes, de los sencillos, de los inmigrantes, de los que son
desahuciados, de los que se quedan en el paro, de los que son asesinados sin
causa o simplemente por hacer como los magos de arrodillarse ante el niño hecho
carne, de las/los que son víctimas de la violencia de género..... Y
probablemente muchos de nosotros, hoy, nos arrodillamos ante el móvil de última
generación que ha salido al mercado.
Pero el fin de semana también es una
llamada al compromiso. Si los sindicatos - en su momento - tenían que estar
comprometidos con la causa, nosotros también tenemos que estar comprometidos
con la causa de Jesús de Nazaret y eso lo hacemos a través del Bautismo. El
agua que han derramado en nuestras cabezas, no es más que el carnet que nos
obliga a continuar con la causa que les llevó a los Magos a recorrer unos
cuantos kilómetros y que nos sigue obligando a nosotros a continuar con esa
labor. Estamos en época de crisis "e afiliación", pero los que
todavía estamos dentro, somos los que tenemos que convencer, con el ejemplo y
el testimonio, a los demás que esto merece la pena.
La Epifanía y el bautismo de Jesús, es
una manifestación sin sindicatos, pero comprometida con nosotros y con los que
nos rodean. Pero la epifanía es también el momento de la ilusión compartida.
Especialmente los niños, pero también los mayores, nos ilusionamos no solo esta
noche sino que tenemos que ilusionarnos cada día que amanece. Vivimos a veces
sumidos en la tristeza. Les confieso que yo también tengo ilusiones y deseos.
Me ilusiono y deseo que la vida me/nos sonría como el niño de Belén en gesto de
agradecimiento; me ilusiona y deseo que los gestos, las caricias, los abrazos,
los silencios, las compañías - a veces inesperadas - marquen las pautas a
seguir en los siguientes trescientos cincuenta y ocho días que quedan para el
próximo recuerdo de la manifestación de Dios.
Para terminar, mi felicitación a un
grupo de padres que este fin de semana ratifican su fe en Jesús a través del
sacramento de la confirmación. En gestos así, sigue habiendo Epifanía.
Hasta la próxima.
Paco Mira
Bonitas e interesantes palabras amigo Paco, a pesar de que mi razonamiento científico me impida aceptar ciertas creencias, no dejo de reconocer tu valía como escritor y orador.
ResponderEliminarValía que también siempre he admirado en nuestro común amigo y vecino (Ingenio) Jesús Vega, desde hace muchos años atrás cuando escribía una columna en un prestigioso periódico regional, y que ahora leo sus escritos a través del facebook. Hoy precisamente leía uno relacionado con los Reyes Magos que me trasladaron a mis tiempos de niño donde también viví semejantes acontecimientos, u otro que leí hace unos días referentes a Nayara Ramos.
En fín, para ambos, Paco y Suso, mi enhorabuena y felicitaciones.