MORADO, ¿COLOR PARA LA
ESPERANZA
Y PARA LA CAMPAÑA NAVIDEÑA?
Y PARA LA CAMPAÑA NAVIDEÑA?
¿Saben?. No sé si felicitarles el año o
no. Lo digo porque algunos me dirán que no estamos en la época de ello, que
todavía queda un mes y máximo cuando muchos nos quejamos que las grandes superficies,
en beneficio económico, lo único que hacen, es adelantar fechas. No me gusta,
pero por desgracia habrá que acostumbrarse a convivir con ello. Pero litúrgicamente,
les voy a decir feliz año.
Pero la Iglesia es diferente. No porque
“no quiera ser de este mundo”, sino porque siendo del mundo y estando encarnada
en el mundo, utiliza una pedagogía y una metodología que ya quisieran muchos
pedagogos que se precian de utilizar los métodos que ella utiliza.
Uno de esos métodos, quizás por
novedoso, son los colores. Colores que identifican momentos. Colores que
resaltan tiempos especiales. Colores que marcan un camino de fe y que a veces
no le prestamos la atención que se merece. Pero a veces me resultan
contradictorios ciertos colores, y es que el morado sea el color característico
de un tiempo de espera, un tiempo que puede ser novedoso, un tiempo
esperanzado, un tiempo de incertidumbre y nerviosismo final. Quizás habría que
identificar ese tiempo con el verde, pero no seamos tan ordinarios y lo dejamos
para cuando el devenir diario nos lo haga patente.
En este tiempo que ahora comenzamos, el
tiempo de adviento, me quiero unir a alguien que escribió que “las ventanas
se pueden abrir, que cambiar de aire depende de ti. Te ayudará, vale la pena
una vez más. Saber que se puede, querer que se pueda. Quitarse los miedos,
sacarlos afuera. Pintar la cara color esperanza”.
Creo que Diego Torres no sé si estaba
pensando en el adviento, pero sí estaba, sin querer, pensando en todos
nosotros. Creo que nadie nos tiene que marcar los tiempos en los que nuestra fe
nos tiene que mover. Nosotros somos los que tenemos que marcar el tiempo que
queremos que se nos note lo que estamos viviendo.
Nunca mejor una explicación que
pintarse la cara de color del adviento, de color esperanza. Quitarnos en
nuestra Iglesia los miedos de anunciar que el camino que ahora recorremos es un
camino que puede tener un color morado en alguno de los momentos, de angustia
por alguna de las veredas que podamos transitar, pero que la esperanza de un mundo
mejor es posible, porque la luz de la Navidad empieza a dejar el reflejo.
Sigue diciendo Diego Torres, que es
mejor perderse que nunca embarcar. La vida nos ofrece continuamente las
posibilidades de dar lo mejor de cada uno. Jesús se arriesga a perderse y su
desenlace en la cruz puede parecerlo, pero prefiere embarcarse en una aventura
a través de María. Y nos invita a ello.
Y nos invita, casi como las grandes
superficies, a hacer nuestra propia campaña de Navidad. A veces pensamos que
los equipos de marketing no funcionan en la Iglesia. ¡Que pena!. Nosotros, en
Adviento, tenemos la posibilidad de hacer nuestra propia campaña. Una campaña
en la que hay que anunciar, es la llegada de lo que da sentido a nuestra vida.
Como nos dice la canción de Diego Torres, aunque ya ves que no es tan fácil
empezar, sé que lo imposible se puede lograr. A nadie le resulta fácil y en
este tiempo serán los profetas los encargados de avivar nuestra campaña
navideña.
Ojalá que la esperanza se nos pinte en
la cara. Ojalá que el morado no sea el color que impere en nuestra vida, sino
que se difumine para que el blanco reluzca más que nunca.
Amigos, feliz año, feliz campaña
navideña del adviento.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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