NOCHEBUENA, BUENAS NOCHES O ¿NOCHES
BUENAS?
Saben que a lo largo del año he jugado, en alguna ocasión, con
las palabras, Y es que esta noche no podía ser menos. Tanta espera ha merecido
la pena. No porque cada año se produzca el mismo acontecimiento, sino porque
cada año nos da la oportunidad de empezar de nuevo y es que Dios nunca se cansa
de darnos oportunidades aunque nosotros no queramos reconocerlas.
Hoy es Nochebuena. Es quizás la noche
por excelencia de cuantas se pueden imaginar y eso que tenemos 364 en el año.
Muchas serán las noches que marquen nuestra vida: el niño que no duerme por una
enfermedad; el opositor que no sabe cómo le va a salir el examen; aquella noche
en el hospital con aquella persona especial para cada uno de nosotros, etc… noche
por excelencia.
Pero quizás es también la noche de
decir hasta mañana. Porque amanece un nuevo día cargado de ilusiones mejores
que las anteriores; porque el cansancio acumulado a lo largo del día merece un
deseoso y sabroso descanso, por eso ¡ qué mejor ocasión para decir buenas
noches!: el padre al hijo, el hijo al padre, el esposo a la esposa….
También es la oportunidad de mirar
atrás. Es la oportunidad, en los cumpleaños, de echar la mirada hacia atrás y
hacer un pequeño balance: ¿cuántas noches buenas hemos pasado a lo largo del
año?. Muchos dirán que todas, pero otros – por desgracia – dirán que de buenas
pocas.
Hoy es la noche igual al día; el día
igual a la noche. Porque la Palabra se hace carne y está y camina en medio y
con cada uno de nosotros. Lo más probable que la Palabra que acampa entre
nosotros lo haga de una manera especial en los desahuciados, en los padres que
buscan en los contenedores para sus hijos, en las familias que no pueden
comprar algo especial y acaban en la comida de todos los días… En definitiva
este día tiene un poco de nochebuena, de buenas noches o de noches buenas.
Aún así la Navidad merece la pena.
Merece la pena recordar el cumpleaños de quien por nosotros lo entrega todo
para que sigamos su ejemplo. Cada vez que miramos un 24 ó 25 de Diciembre
debemos mirar el corazón de cada uno de nosotros. Cada vez que veo un belén me
recuerda aquella canción que dice “Jesús,
¿quién eres tú, tan pobre al nacer que piensas en mí?.
Les invito, me invito, a
preguntarle al que nace, Jesús quién eres tú. Y lo más probable es que la
respuesta no hay que ir a buscarla demasiado lejos. No hay que recorrer
excesivos kilómetros para darnos cuenta que hay infinidad de pesebres a nuestro
alrededor; hay infinidad de pobreza y de promesas incumplidas; hay demasiados
que se aprovechan de la miseria de otros para poder subir peldaños injustos.
Campana sobre campana, asómate a la
ventana. ¡ Hagámoslo!. Que la navidad sea una invitación a salir a descubrir la
realidad que nos inunda. Abramos la ventana que nos deslumbre y veamos que no todos son villancicos, que
veamos que hay, como en Belén, comedores sociales, gente tocando en la puerta
de caritas, padres que quieren pero no pueden provocar una risa en sus hijos.
Amigos, Dios se hace carne, uno como
nosotros y encima se queda. Seamos capaces de descubrirlo. No perdamos la
sonrisa. No entristezcamos las fiestas, pero seamos realistas. Me gustaría que
los cristianos nos emocionemos como la gente en aeropuertos, estaciones de
ferrocarril, o cuando la sorpresa llega a casa. ¡qué bonito! Por cierto Feliz
nochebuena, o buenas noches o ¿noches
buenas?.
FELIZ NAVIDAD
Hasta la próxima
Paco Mira
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