lunes, 21 de febrero de 2011

CARMELO ARTILES, COMPAÑERO AMIGO

CARMELO ARTILES, COMPAÑERO AMIGO


     Anoche murió Carmelo Artiles, conocido como ex Presidente del Cabildo de Gran Canaria. Pero yo lo recuerdo, sobre todo, como compañero de seminario y amigo. Entramos juntos al Seminario Diocesano y convivimos todos los años de Latín, Filosofía y Teología. Empezamos en el viejo seminario de Las Palmas donde estuvimos un año, seguimos en Tafira (donde hoy está la Universidad) y el último año lo hicimos en la facultad de Teología de Granada. Siempre juntos, siempre amigos. Muchas veces nos íbamos a Arguineguín a la casa de sus padres, Juanito y Basilita, aparceros de los que Carmelo aprendió la sencillez, la generosidad, el buen trato y la educada corrección que siempre tuvo.  Carmelo siempre pensó ser cura aunque, cuando ya habíamos acabado la teología, optó por otro camino, sin abandonar sus ideas sociales tan  fuertemente arraigadas como  su fe cristiana.

     De Carmelo guardo buenos recuerdos. De los deseos compartidos de una Iglesia renovada y más cercana al pueblo, de nuestras escapadas del Seminario (sobre todo en Granada) para ir al cine o a una fiesta, de nuestras apuestas para ver quién tenía más posibilidades de relacionarse con gente nueva en una verbena, de las largas conversaciones en donde soñábamos con ser unos curas tal como Jesús nos hubiera querido... Sueños, fantasías, ilusiones, proyectos, utopías de unos jóvenes que estudiábamos en un seminario viejo pero que queríamos pertenecer a una Iglesia nueva. 
      Carmelo se sintió orgulloso de su familia humilde. Sus padres nos ponían la comida a todos aquellos compañeros que con frecuencia visitábamos su casa. La comida y el afecto que derrochaban. Carmelo, tímido, socarrón, aventurero, tenía  una inteligencia superior. Lo recuerdo siempre leyendo, estando a la última en cualquier novedad editorial, tenía capacidad para escuchar al profesor en clase y, al mismo tiempo, a hurtadillas, estar leyendo el ultimo libro que había caido en sus manos. 
      Con los años, cada uno en sus tareas, sus familias, sus nuevos amigos, Carmelo fue el  que provocaba que nos reuniéramos los viejos compañeros, casi siempre coincidiendo con el día de nuestra entrada al seminario que fue un 9 de diciembre. 
       Cuando cumplí mis 25 años de cura y publiqué  el libro "Cartas al viento" fue el el "padrino" y presentador de la publicación. Carmelo Artiles fue  un hombre preocupado por nuestra isla y especialmente por las personas más desfavorecidas. Lo sentí siempre compañero y amigo.
     Ahora, Carmelo, no sé cuándo será nuestra próxima reunión. Espérame, nos veremos. 
(En el tanatorio de San Miguel este mediodía despediré tu cuerpo,  rezaré por tí  y espero el reencuentro. Un abrazo)
     
      
      


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