martes, 2 de marzo de 2010

UNA COLECCIÓN DE CRUCES...Y MÁS.

Todo empezó hace muchos años. Hacía poco que me habían ordenado sacerdote y estaba de cura en Lanzarote. Un día, en medio de un montón de escombros, descubrí un Cristo sin cruz. Y no un Cristo completo. Le faltaba un brazo y la mitad de una pierna. Cogí aquel "trozo" de crucificado sin cruz y desde entonces me acompaña. Al principio quise hacerle una cruz, pero ninguna me gustaba. Realmente, las cruces, si son de verdad, nunca gustan. Poco a poco me fui acostumbrando a mi  Cristo sin cruz. Pero, ¿qué hacer con las cruces que había buscado para la imagen mutilada de Jesús? 
   Así empezó mi colección. Ahora tengo unas quinientas cruces, de casi todos los tamaños. Pienso que están significando unas quinientas auténticas cruces de las que debo responsabilizarme. Algunas cruces las descubrí en Bolivia y Guatemala, otras aquí en mi tierra. Cruces de enfermedad, de violencia, de miseria, de  soledad, de dolor, de tristeza... Colecciono los dos tipos de cruces. Unas me recuerdan a las otras. Cuando en mi casa del Burrero contemplo las paredes llenas del signo con el que más me identifico, pienso en Jesús. Todas esas cruces son las de Jesús. Él está desclavado y destrozado porque su cruz está repartida por todo el mundo. A mí, a todos, nos toca hacer más llevadera la cruz. 
   Con estos pensamientos estuve esta tarde en la Goleta. El grupo +22 de jóvenes que se confirmaron hace unos meses se han encargado de hacer una exposición de una parte de mis cruces, unas 150. Anima mucho verles colaborando, animando, ayudando. 
   Y poco antes, esta tarde, me reuní con unas quince personas de edades variadas para organizar la semana santa. Hubo espíritu de colaboración y entre todos nos responsabilizamos de las diferentes tareas que trae consigo la Semana santa. La cruz compartida es como tiene sentido. Mañana me tocará reunirme con la misma finalidad en Arinaga. Así seguimos compartiendo trabajo, esperanza...y la cruz. 
   Sigo coleccionando cruces: las que me traen mis amigos al regresar de algún viaje. Y las que voy encontrando a mi paso por la vida, De Malawi o de Galicia. De Teror o de Lanzarote. Cruces. Ojalá pueda ayudar a cargar alguna de ellas.
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Mañana viene Mederico desde Palencia. Un buen amigo, dispuesto a dejar su parroquia unas semanas y echar una mano en esta. Gracias, Mede. 
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El rumano ya es bien conocido en nuestro pueblo. Esta tarde estaba algo "asirocado" (ya ven que lo del siroco no afecta sólo a los canarios). Durante la misa entró un par de veces hasta cerca del altar. Y al acabar de dar la comunión vino apresurado a comulgar. Hice como que no le veía y me fui al sagrario a colocar el copón. Se acercó hasta allí mismo y me dijo que diera "de eso". Me quedé un poco en duda pero le dije que no. Él insistió y le volví a decir que no.
-Deme que yo creo en Dios.
-Sí, pero tú no eres católico y además tienes que confesarte.
Entonces se acercó a la mesita junto al altar donde había algunas hostias (sin consagrar) y pretendió cogerlas. Volví a decirle que no y entonces sacó la cartera diciendo:
-Yo te pago, mira que tengo dinero.
La verdad que ya me estaba asustando un poco porque pensé que, de repente, podría darme un golpe. Pero no, al fin se retiró.
Son de esos momentos en los que uno no sabe exactamente qué hacer. Una crucesita pequeña. Casi de colores.  

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