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jueves, 23 de marzo de 2017

LA PRIMAVERA

DIARIO DE UN CURA:

LA PRIMAVERA
Estamos ya en primavera. Me gustaría haberlo descubierto  con poesía y perfume de flores como los versos que aprendimos de niños.  Pero hay otras muchas formas de saber que ya está aquí.  Por ejemplo, a mí me no me avisó con poesías ni canciones, qué va.  Lo supe por  la nariz trancada por las alergias, la dificultad para respirar y los estornudos.   Siempre las buenas cosas traen efectos colaterales no tan buenos. Lo perfecto de verdad, estará en el cielo. Al fin y al cabo, la primavera y la cuaresma vienen siempre de la mano.  Y la cuaresma nos recuerda que estamos en camino.  Aunque a veces los senderos  nos resulten muy agradables.

Anoche estuve en Vecindario.  Fui a confesar a los padres de los niños que este año harán su primera comunión.   Y pensé que el hecho de que muchos  estén preparándose para un encuentro con Jesús es un buen  anuncio de primavera. Cuando me senté  a confesar, disfruté.  Primero, porque a aquellas madres que se acercaban al sacramento de la penitencia las había conocido siendo niñas. Y, como ahora sus hijos, se acercaban entonces  para prepararse a comulgar por vez primera.  Y también  porque nada hay más primaveral que abrir el alma a otra persona sabiendo que en medio está Jesús. Me supo a primavera. Realmente, a pesar de los catarros y las alergias, y a pesar de los problemas de la humanidad y de la iglesia, por donde quiera,  surgen pequeñas primaveras.   No hay que desaprovechar ningún momento de florecimiento. En las parroquias, en el trabajo, en el trato con los compañeros.

Después de las confesiones, el grupo de sacerdotes nos fuimos a cenar a la casa parroquial. Y me vino a la mente el salmo: ¡Qué bueno y agradable que los hermanos estén unidos! Qué bueno que los curas se ayuden y se reúnan. Qué bueno que la familia haga esfuerzos para juntarse y animarse. Qué bueno que sea primavera. Qué bueno que, aunque el tiempo esté frío o ventoso y se nos tranque la nariz, podamos hacer primavera entre nosotros.



domingo, 21 de marzo de 2010

DIARIO DE UN CURA. Domingo 21 de Marzo de 2010: LA PRIMAVERA

No, no es un domingo como cualquier otro. Dicen que los contrastes son buenos y necesarios.Si es así, vamos a ver la parte positiva. No estoy danzando con "La Primavera" de Vivaldi, aunque tengo muchísimos motivos para estar alegre. Pero no me quedé a gusto con la celebración en Cruce de Arinaga. La ineterrupción del joven rumano, que me supongo tiene algún problema mental, me puso nervioso. Y es la misa en la que más suelo disfrutar. Además, Selene y las demás chicas hicieron una clara y bonita interpretación del evangelio de la mujer adúltera. Para colmo, a la salida, escuché que al rumano vociferaba y amenazaba a alguien. Seguí para Playa de Arinaga y pude centrarme mejor en eucaristía. Los niños estuvieron muy espontáneos hablando y preguntando cosas del Seminario. Además, tuve la visita de los venezolanos Germán y Rosario a quienes hacía tiempo que no veia en la iglesia. Y María González... y otras personas con quienes disfruté hablando un ratillo a la salida de misa.
La peregrinación de ayer me gustó. Es difícil moverse con tantas personas, algunas con bastantes dificultades para moverse. Vi que los jóvenes y los niños estaban contentos y con eso me basta.
Por lo demás tengo que repetir una vez más la cantidad de buena gente que hay en la parroquia y la cantidad de cosas buenas que se hacen. Es una señal de primavera. Ya me gustaría también que desapareciera para siempre problemas como el de los curas de Irlanda a quienes el papa envió ayer una carta (la leí anoche y me gustó, aunque llega un poco tarde) o los abusos a niños en la escuela de kárate de Gran Canaria. . Hoy me toca soñar. El salmo de la misa de hoy es primaveral: EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS Y ESTAMOS ALEGRES. Paco también, al final de la misa animó a cantar "De colores, de colores se visten los campos en la primavera". Y para acabar mi página con más entusiasmo que como la comencé valen estos versos de la chilena universal Gabriela Mistral:

Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:

Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.