BAJO MI PUNTO DE VISTA
(Juan Santana de Arinaga)
¡CUIDADITO CON LA HISTORIA !
Por lo que aquí escribo, no piensen que
es para valorarme más de lo que soy, aunque allá cada uno con su opinión,
respetable como cualquiera.
Me refiero al caso de que hace unos días
recibí un mensaje de texto, donde su autor me pedía datos de un suceso acaecido
unos cuantos años antes de haber nacido yo.
Este suceso lo reflejo en mi libro
“Memorias de Arinaga”, que está publicado, pero que escuché de labios de mi
difunto padre hace ya bastante tiempo, aunque él y todos los que vivían en la
playa en esos años supieron la versión de los hechos por uno de los cuatro
marineros que a Dios gracias se salvó.
Pero yo no me centro en que ese chico me
pidiera a mí esa información, sino que por el contrario y a pesar de que en
Arinaga seamos pocos los que vamos quedando y por supuesto que naciéramos aquí,
me duele decir que nunca SE rescate la memoria de este pueblo.
Sin ánimo de poner o quitar méritos a lo
nuestro, cuando he salido de viaje a cualquier sitio, son más conservadores y
te enseñan lugares y te explican cosas sucedidas y que se pierden en la noche
de los tiempos.
En nuestro pueblo sucede todo lo
contrario, ya que no podemos decirle a ninguno de fuera las cosas importantes
que teníamos, no sea que nos pregunte donde está ese lugar y tengamos que
decirle que no se moleste en buscarlo, pues seguramente estará en su lugar “una
mole de hormigón”.
Por eso me viene a la memoria otro de
los capítulos de mi libro y que denominé “Enclaves perdidos de Arinaga”, donde
reflejo la “aniquilación” de todo lo que pudiera resultar antiguo, supongo que
para escribir la historia a su gusto, máxime cuando tragamos con todo lo que
escriban sobre Arinaga.
Es que si buscan en Internet, verán que
sobre Arinaga ponen que los tomateros se plantaban bajo plástico.
¡Sería la semana pasada, ya que los
llamados “invernaderos” no se conocían aquí!
No me avergüenza decir que a mediados de
los años 60, cuando tenía yo unos 9 años de edad, escuché a una señora que era
de la península decir: “Es que allá los tomateros se plantan bajo un plástico”.
Enseguida me imaginé y gracias a Dios
que no lo dije, unos tomateros plantados y sujetados con las cañas, pero con un
inmenso plástico tirado por encima.
Ya sé que esto levantará más de una
sonrisa, pero como ya dije, eso de “invernaderos nos sonaba a chino.
Así que pido más colaboración por parte
de los estamentos públicos, para que estén vigilantes sobre las cosas que se
escriban sobre nuestra tierra, pues una mentira muchas veces repetida,
terminará siendo verdad para muchos.
Juan Santana Méndez
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