miércoles, 29 de noviembre de 2017
DIARIO DE UN CURA
Acabo de llegar a mi habitación y, aunque ya es un poco tarde, recibo
un mensaje en el móvil. Lo abro y, sorpresa.
Alguien, que por cierto no conozco,
me felicita por esta Navidad y año nuevo. Pero ¡Dios mío!, ¿qué prisa tiene? Además, no
lo hace con una palabra personal. Me
manda un vídeo con frases bonitas, un poco ñoñas, pero que nada tienen que ver conmigo ni con
la Navidad. Ya le respondí. Por supuesto,
con mucha educación. Pero le dije que no. Que cada cosa, a su tiempo. No puedo hacer dos cosas a la
vez, aunque sea un defecto. No puedo ver al mismo tiempo un amanecer y una
puesta de sol. Todo, en su momento. Los que me conocen saben que, en la misa,
no me gusta que, antes de acabar las preces, por ejemplo, estemos ocupados en
preparar las ofrendas. Hay que vivir el
momento presente. Sin prisas ni agobios. Cada día tiene su propio afán, su
propio agobio y no son palabras mías.
O vives el hoy o vives el mañana. Y el mañana no lo puedo vivir hasta
que no llegue. El tiempo de la Navidad
no ha llegado. No hay que precipitarse.
O nos volvemos locos.
Prometo hoy aquí, en mi Diario, que no felicitaré a nadie enviándole
un video impersonal. A las personas que felicite, lo haré con mis palabras,
aunque no tengan nada de poesía. Pero serán palabras sinceras. Prometo
que, hasta el día 24 de diciembre, ni enviaré ni contestaré ninguna
felicitación. Este mes de diciembre lo quiero para prepararme a vivir el
Nacimiento de Jesús. Para acercarme un poco más a la gente que veo menos. Para
recuperar afectos, para ilusionarme con ser mejor persona. Para recordar a los
enfermos y los que lo están pasando mal.
Me parece muy importante y
hermosa la celebración de la Navidad. Pero en su momento. Ahora sólo toca
prepararse y es lo que quiero vivir. Ahora sólo quiero el adviento, la
esperanza de que muchas cosas van a ser mejor. Todo, a su tiempo.
https://youtu.be/VdQ66diyTDI
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