Escribe Juan
Santana
INJUSTICIA
Con esta queja, a la cual
no harán caso los mandatarios políticos, me gustaría expresar mi más enérgica
protesta por lo que creo es ya una reivindicación antigua de los habitantes de
la playa de Arinaga.
Resulta que siempre somos
“el vagón de cola” para todo, pues por citar lo más necesario para el pueblo,
fuimos los últimos en tener el agua de abasto del que disfrutaban ya en Agüimes
“casco”, Cruce de Arinaga etc.
Mientras ellos tenían el
agua de buena calidad, a nosotros nos mandaban el agua de estanque procedente
del barrio de “Piletas”, por supuesto de peor calidad que la otra.
Nosotros teníamos que
buscar “garrafas” para llenarlas en el Cruce o en Agüimes porque la nuestra no
servía, aunque sí que la pagábamos al mismo precio que la buena.
Pero hoy me quiero centrar
en materia de asistencia médica, porque también fuimos los últimos en tener una
farmacia y por supuesto un pequeño consultorio médico, el cual comenzó con un
facultativo y luego aumentaron a tres, por supuesto con sus respectivos
enfermeros.
Cuando comenzaron las
obras del nuevo Consultorio, que por cierto casi caduca antes de inaugurarlo,
nuestras expectativas estaban puestas en que al tener un centro más moderno,
pensábamos que se plantearían el poner un médico de guardia para las urgencias,
porque el número de habitantes de la playa crecía.
Nada más lejos de la
realidad, porque después de un tiempo añadieron un nuevo médico, pero como se
suele decir, “a caballo” entre el Cruce y Arinaga, pues su horario laboral lo
repartía entre estos dos lugares, o sea un doctor para dos ambulatorios.
Ahora, en vez de mejorar,
cierto grupo político en el ayuntamiento de Agüimes, al enterarse de que el
gobierno de Canarias pretendía cerrar por las tardes el Consultorio de Agüimes,
tuvo la feliz idea de mantenerlo abierto de la siguiente forma:
Centro de Salud de Agüimes |
Que los médicos de la
playa de Arinaga dejaran uno de sus días de trabajo por la mañana, suspendiendo
esa consulta matutina, cambiándola a horas de la tarde, pero en Agüimes,
teniendo que ir sus pacientes por la tarde hasta arriba, en vez de que le
recetaran por la mañana en Arinaga.
Tantos sacrificios que nos
costó el tener los médicos aquí y ahora se los llevan un día por semana, cosa
que siempre se ha conocido con el refrán: “Es desnudar a un santo para vestir a
otro”.
Nosotros, que teníamos la
ilusión, palabra que viene de iluso, de que pusieran las urgencias en la playa,
resulta que en vez de ir a más vamos a menos, cosa que pinta bien el panorama
para los que estén estudiando medicina, los cuales creo que pasarán a engrosar
las listas del paro.
Juan Santana Méndez
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