lunes, 3 de abril de 2017

RESURRECCIÓN, SANIDAD Y AMANCIO ORTEGA


Escribe Paco Mira:

SOBRE RESURRECCIÓN, SANIDAD Y AMANCIO ORTEGA

         Estarán de acuerdo conmigo que si nos llamáramos Mariano y fuésemos presidentes del gobierno de nuestra nación, haríamos un montón de cosas con las que ahora no estamos de acuerdo. Haríamos otras propuestas, porque creemos que las que ahora hay no nos convencen. Seguro y probablemente que unas de esas cosas que reformaríamos sería el tema sanitario.

         Les digo la verdad que cuando uno va a un hospital y se "atreve" a mirar a la cara a cantidad de gente que anda pululando por los pasillos, por las salas de espera, por las consultas.... me pregunto, ¿cuántos han recibido la noticia de que les queda, por ejemplo, poco tiempo de vida?.¿cuántos han recibido la noticia de que tienen una enfermedad incurable?... ¡cuántas sentencias de muerte!, justificadas y medicalizadas, se reciben en una mañana!. ¡Cuántas veces nos planteamos nosotros, los sanos, el sentido de la vida!.

         Cuando en esta semana me he enterado que el señor D. Amancio Ortega había donado 320 millones de euros a la sanidad española, me he sacado el sombrero, he dicho "chapó", he reconocido en él a un hombre bueno. Podremos interpretar su acción de la manera que sea, por interés, por motivos fiscales, porque le sobra... por lo que sea el fin al que ha destinado ese dinero es un fin encomiable y digno de ser admirado.

         Este fin de semana también nos planteó el evangelio el encuentro con la muerte. Un encuentro que en una sociedad hay muchos que se plantean que el hombre nace para morir, que su fin no es otro que el dejar paso a las nuevas generaciones. Como diría algún filósofo del siglo pasado, es un ser para la muerte. Quizás las hermanas de Lázaro también se lo plantearon en parte de esa manera: "si hubieras estado aquí".

         Hoy en día también nos planteamos situaciones como esas: "si no fumaras, si no bebieras, si no corrieras tanto en la carretera....". Cuando sucede el mundo se nos viene encima, se nos cierran por completo las puertas de los sepulcros de nuestro corazón... dicho así también habría que darle la razón a los filósofos de la muerte que afirman que el hombre es un sentenciado a muerte. ¡Qué pena!.

         Nuestra fe confiesa que no somos el opio del pueblo, que no somos la morfina con la que nos contentamos para no ver la cruda realidad que nos rodea. Quizás seamos como las hermanas de Lázaro que mientras no veamos la concreción de nuestra fe en el momento que nosotros queremos, parece que no somos capaces de asumir la realidad que nos rodea.

         Es curioso que Jesús cuando llega afirma, ¿quién dijo que está muerto?. ¿Quién nos dice hoy en día que nacemos exclusivamente para morir?. ¿Quién dice que estamos sentenciados a muerte?. Es verdad que la muerte es una compañera de camino que nadie quiere caminar con ella, pero puedo caminar con ella y al mismo tiempo darle sentido a mi vida de tal forma que ella no tenga la última palabra en las acciones que hago, sino que la vida sea la que marque y selle mis actuaciones.

         Pero si encima creo que Jesús es la resurrección y la vida; que Jesús, aún en los peores momentos de mi vida, da sentido en lo que hago a pesar de la fragilidad de mis actos... podremos responder a la pregunta que Jesús le hace a Marta y que nos hace a todos y a cada uno de nosotros: ¿crees esto?

         Amigos, tenemos la oportunidad de lanzar hoy a los cuatro vientos, a las puertas de la semana grande, que la muerte no tiene la última palabra, que nuestro Dios es un Dios de vivos y no de difuntos o de muertos en vida. Por eso hoy Jesús, más que nunca, nos llama como a Lázaro por nuestro nombre y nos dice ":¡Lázaro, Paco, Juan, María....sal fuera!, porque no has muerto, sino que has nacido para la Vida.

         Feliz cuaresma para todos.

        Hasta la próxima.

         Paco Mira

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