Juan Santana, desde Arinaga
ANTES DE QUE SEA INEVITABLE
ANTES DE QUE SEA INEVITABLE
Hoy me ha dado por escribir del llamado
“Muelle viejo”, el cual, como si de una vela se tratara, se va apagando poquito
a poco sin que nadie haga nada para que su deterioro sea irreversible, pues ahí
sigue él solito, aguantando las embestidas de esas olas, que si Dios no lo
remedia, dejarán un solar vacío.
Después llegará la hora de lamentarse,
intentando justificar el caso con mentiras piadosas, pero con unas fotos
despampanantes de lo que un día fue el muelle por el cual se desembarcaban las
latas de petróleo que servían de carburante para que el Faro pudiera iluminar y
guiar a todos los barcos que iban y venían por esta zona del Océano Atlántico,
siendo vital ese Faro para evitar disgustos a los marineros.
Yo compararía esas fotos posteriores al
derribo del muelle a las clásicas postales, que por mucho que lo intentes,
nunca encuentras en el terreno la imagen de dicha postal.
Por la desidia de los que pueden
remediar su caída total, se dará al traste con siglos de historia,
recordándoles que mi difunto abuelo, que nació a finales del siglo XIX, cuando
llegó a la playa de Arinaga ya estaba hecho el “Muelle viejo”.
Es duro decirlo, pero aquí somos dados a
conservar todo lo que se pueda meter en un museo, porque las entradas son una
fuente de financiación, pero esto del muelle no le interesa a nadie, sabiendo
que si hubieran actuado antes, poniendo unas piedras grandes delante, el mar no
acabaría derruyendo algo que para los que hemos nacido en Arinaga, representa
una de las reliquias que aún se pueden salvar, aunque me parece que el
espectáculo consiste en hacer apuestas sobre la fecha de su final.
En mi libro “Memorias de Arinaga”, que
no es por hacer publicidad, escribí un archivo con el nombre de “Enclaves
perdidos de Arinaga”, donde además de este muelle, también nombro una serie de
lugares que han desaparecido por la acción u omisión de los que podían evitar
su desaparición y no lo hicieron.
Con este tipo de acciones, me parece que
a las futuras generaciones no le dejaremos piedra sobre piedra, pero sí un
inmenso catálogo gráfico de las cosas que han desaparecido, aunque por supuesto
que acusando a otros de su lento deterioro o derrumbe trágico, dejando en
blanco la página de los culpables, no vaya a ser que esté su nombre o foto ahí.
No quisiera pecar de lo que algunos
llaman “adivino”, pero creo que a este muelle le han catalogado como algo que
estorba, máxime cuando están ya el que da comienzo a “Zoco Negro” y el Puerto
situado en el Polígono de Arinaga, por lo que emplearé la frase de un amigo, el
cual llevaba de una habitación a otra de su casa a su sobrinita en brazos y al
darse cuenta de que todas estaban ocupadas, dijo a la niña: ¡Tú sobras aquí!
Ahora apliquen esta frase al “Muelle
viejo” y se darán cuenta de lo que pretendo con esto que aquí les dejo.
Juan Santana Méndez
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