Escribe Paco Mira
LA CONVERSIÓN,
¿PRODUCTO BLACK FRIDAY
O DE BOUTIQUE?
¿PRODUCTO BLACK FRIDAY
O DE BOUTIQUE?
Uff, ha sido una semana intensa. Semana llena de
emociones, algunas como muy encontradas e incluso dispares. Las emociones más
llamativas de esta semana incluso marcadas por el dolor, el sufrimiento por la
pérdida de un ser - para algunos - querido, marcadas por la muerte. Una semana
en la que se han ido, nos han dejado, dos pesos pesados de la historia nacional
y mundial. Por un lado Rita y por otro Fidel.
¿Saben?, me acordé de la frase del evangelio, que si el
grano de trigo no muere no da fruto. Para una parte del pueblo cubano, la
esperanza del adviento político puede dar paso a una libertad con la que habían
soñado desde hace tiempo, y por otra se ha acabado una parte oscura de un
político al que se había señalado con el dedo. En ambos casos surge el renacer
de, como dije antes, una esperanza llena de ilusión, de ganas, de esfuerzos....
Casi como los cristianos. Estamos camino de la Navidad.
Estamos camino de que Jesús deje de cumplir promesas y se haga realidad para
marcarnos un camino que todos estamos deseando. Para ello nos manda por delante
uno de sus grandes precursores, a Juan, el Bautista que nos oferta un regalo
que se me antoja que no es del Black Friday?
Juan nos habla este finde de conversión, de darle la
vuelta al calcetín de nuestra vida para poder tener claro que nuestra vida no
puede seguir como hasta ahora, entre otras cosas porque aunque el Verbo se haga
carne, lo hace en un lugar limpio, aseado... no en una pocilga personal donde la
limpieza del corazón brille por su ausencia.
La conversión es un producto no de Black Friday, no es un
producto de rebajas donde todo vale. Es como si yo voy a comprar un regalo y no
pienso en la persona a la que yo le voy a regalar algo, y regalo aquello que a
mí se me antoja con la realidad de fracasar en el intento. La conversión ha de
ser una apuesta personal por la que estamos dispuestos a ser de otra manera,
que estamos dispuestos a trabajar por un mundo mejor del que tenemos y en el
que tienen cabida todos aquellos por los que luchamos y queremos.
La conversión que predica Juan es la que llama
directamente al corazón de todos y cada uno de nosotros. Que llama a lo más
íntimo y personal de cada uno. Que llama al motor primordial que mueve todas y
cada una de las acciones que nos llevan a abrir los brazos de la solidaridad, y
de la fraternidad.
La conversión es un producto caro. No es un producto de
rebajas. No es un producto de regateo como el que compra en un mercadillo de
oportunidades. Sí, la conversión, es una oportunidad para abrir a infinidad de
oportunidades. Es una de las grandes opciones del adviento que nos prepara y
que nos lleva hacia la luz de la Navidad..
¡Qué bueno sería
que los cristianos ofertáramos en estas fiestas dosis de conversión!. Pero que
ofertáramos dosis que pudieran ser creíbles y que la gente estuviera haciendo
cola para quitárnoslas de las manos. Por desgracia a veces pienso que nosotros
no somos los mejores ejemplos de conversión, sino de todo lo contrario y que
quien nos ve tocará en otra puerta donde le puedan ofertar algo mejor.
Me estoy imaginando a Juan, el Bautista, quedándose
afónico gritando a los cuatro vientos lo que merece la pena. Hoy nosotros ya no
estamos afónicos, ya no nos quedamos roncos de tanto propagar que el único y
válido camino para la Navidad parte por la conversión de todos y cada uno de
nosotros. Pues nada,
Hasta
la próxima.
Paco Mira
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