DIARIO DE UN CURA
EN LANZAROTE,
CON RAQUEL Y SARA, MIS SOBRINAS…
Bueno, mis queridas Sara y Raquel. Llevo ya un par de horas en mi casa de Cruce de Arinaga. Y noto un vacío. En serio. Me faltan ustedes. Quiero decirles que , gracias a ustedes, y a los buenos amigos de Tías, disfruté al máximo en Lanzarote. Me encantó reír con ustedes, cantar, bromear, hablar de cosas serias, y sencillamente estar con ustedes, conocerlas más y quererlas más. Aunque es cierto que soy olvidadizo, recordaré siempre estos tres días “convividos” a tope. No podré olvidarme de la broma de ser mis hijas, ni de la soprano, ni de los emotivos encuentros con los viejos amigos de Puerto del Carmen.
Gracias por ser así y
por ser tan amables y respetuosas y cariñosas conmigo. Esta noche me va a
costar dormir porque no es lo mismo haber estado con ustedes las 24 horas del
día y ahora, de repente sentirlas un
poco lejos. Pero vamos a empezar por el principio.
Invitado por el
Ayuntamiento de Tías, me marché a Lanzarote a presentar el libro Nuevas Cartas al viento. Fui con mucha
ilusión, algo de miedo y mucho respeto. Ver a casi cien personas en el Centro
Cívico de Puerto del Carmen anima mucho. Y más, ir reconociendo las caras de
tantos amigos cuando fui cura de allí hace…¡40 años! Pancho el alcalde, Tomás y Rafael, se
encargaron de hacer la presentación. Más tarde, un formidable recital. Y
acabamos con la cena en común en la que también estuvieron Yolanda, Pepe Juan, el alcalde anterior y ex monaguillo
de Mácher y Agustín Lasso el cura.
Fue una noche de
emociones.
Con Sara y Raquel me
quedé en los apartamentos Lomo Blanco, bajo la dirección de Teresa Hernández.
Como ocurre cada año que vengo a Lanzarote, buscamos una
“disculpa” para vernos las caras Julián, Cande, Pepa, Canita, Nina, Inma, Mari
C., Efi, Pilar, Sara, María, Adrián, Dulce Cassy, Olaya, y más, bastante más gente.
Y como el día 1 de agosto es el aniversario de mi ordenación de diácono,
aprovechamos para celebrar la eucaristía y ver a otra mucha gente en aquel ambiente íntimo y alegre en la iglesia
de Tías. Fue algo “familiar” y sin
protocolo. Leímos el texto de Jeremías: “No sigas que eres un muchacho. Yo estaré contigo y
pondré mis palabras en tu boca”. Aprovechamos para revisar nuestras actitudes
de servicio a la comunidad. Allí estaba otra vez un numeroso grupo de personas:
los niños Alicia y Agustín, las monjas, Lila, Teresita, Mariconcha, M. Lola,
Lidia, Juanita, Lázaro, Antonio, Azucena
y cincuenta personas más. Cuántos nombres a los que Dios también ha llamado
para un servicio en la comunidad. De eso hablamos. Por cierto que Azucena leyó un bello poema,
recordando momentos de hace 37 años cuando compartíamos experiencias de la vida
en la parroquia.
Fue
un momento en el que deseé sinceramente seguir dedicando mi vida a los demás. Y mejor que hasta ahora.
Estar en Lanzarote siempre me entusiasma.
Así lo viví de nuevo. Y hubo
más. Un encuentro también en San Bartolomé, en la casa de Carmen y Luis con Loli, Pedro, Yoli, Andrés, Omar, Juana,
Mari y bastantes invitados más. Ambiente
agradable de familia.
Los días fueron muy aprovechados. Llenos de nombres de personas que
tanto significaron y significan en mi vida. Tres días en donde también hubo
tiempo para disfrutar de la Playa en Fariones, pasear por la Geria y acercarme
con mis sobrinas a la iglesia de la Candelaria aunque estuviera cerrada. Gracias Sara y Raquel por aceptar la
invitación y acompañarme a visitar a la buena gente de Lanzarote.
Para ver algunas fotos, pinchar en el siguiente enlace:
Para ver algunas fotos, pinchar en el siguiente enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.