Escribe Paco Mira:
¿HASTA LUEGO o ADIÓS?
CHACHO, ¡ESPABILA!
CHACHO, ¡ESPABILA!
Saben. Yo no soy muy dado
a las despedidas, sin embargo estas son inevitables, pero en todos los órdenes
de la vida. Unas son tristes, amargas, que no quisiéramos pasar, pero con el
atenuante de que nos acompañan muchos que dicen llamarse amigos, otros que
realmente lo son, conocidos, etc. y hay otro tipo de despedidas que son las
deseadas, aquellas que estamos deseando que sucedan, las que cuanto antes las
materialicemos pues mucho mejor. ¿Con cuál nos quedamos?
El hasta
luego siempre deja una puerta, si no abierta, por lo menos entreabierta a
la posibilidad de un reencuentro, de una nueva cita, de un volver a - si
queremos - revivir tiempos que se me antojan que han sido muy buenos. El adiós parece más lacónico, más taxativo,
más imperativo. Es como si a nuestras espaldas se diera un portazo con aquellos
portones de hierro que nada más oír el chirrido de bisagras desengrasadas, daba
no respeto, miedo.
Este fin de semana celebramos uno de
los jueves reconvertidos en domingo. Ya no podremos volver a mencionar aquello
que hay tres jueves que brillan más que el sol. No lo podremos hacer porque los
hemos pasado a los domingos, pero en la retina de la memoria seguirán siendo
jueves. Este fin de semana es la ascensión. Claro, todo lo que empieza,
termina. Eso es lo que debieron pensar aquellos brutos, pero sinceros amigos
del nazareno. Me imagino aquella cara de abobados mirando a no sé que lugar,
boca abierta, ojos perdidos.... y alguien que dándoles una palmada y en
lenguaje canario le diría: chacho,
espabila.
Pues yo creo que es lo que
este fin de semana se nos dice a todos. No se nos dice que adiós y ahí te
quedas, sino que se nos dice hasta luego y con ustedes. A veces pensamos que en
ciertas circunstancias de la vida, nos solemos preguntar ¿dónde está Dios?.
Parece como si Dios nos dijera que en su vida en la tierra, su misión había
acabado y que no tenía nada más que hacer aquí. Sin duda estamos equivocados:
Dios nunca abandona la tarea que ha comenzado. Dios nunca deja a medias su
obra.
Jesús nos ha marcado el camino. Nos ha
iniciado la tarea. Nos ha trazado las líneas maestras por donde nosotros
tenemos que circular. A veces estropeamos su obra; a veces escribimos
torcidamente a propósito.... es como si dijésemos con cierta frecuencia adiós.
Como si no tuviéramos ganas de volver a ver lo bueno que han comenzado otros.
Dios, en Jesús, nos ha dicho y nos
dice, hasta luego. Seguro que nos volvemos a ver. Seguro que nos encontramos en
los lugares donde menos lo esperamos; seguro que en el caminar de la vida las
circunstancias nos llevarán a pensar que la puerta del hasta luego sigue
abierta. Hoy , la sociedad, a veces nos empuja y anima a que cerremos las
puertas y digamos adiós a Dios.
Como se nos dirá en la primera lectura,
Jesús no se ha ido para desentenderse de este mundo, porque además él es fiel a
su promesa. Ahora los ángeles nos dirán a cada uno y por nuestro nombre que qué
hacemos mirando al cielo. Que parecemos hombres y mujeres tristes, sin alegría.
Que parece que vivimos soñando toda la vida. Ahora es el momento de dar cuenta
de todo lo que hemos aprendido. Ahora es el momento de poner en práctica todo
aquello que dijimos en la pascua que tenemos que hacer. Ahora es el momento de
poner en práctica, como gente adulta, aquello de lo que estamos convencidos:
que tienen hambre, que necesitan ayuda, que tenemos que visitar... que las
obras de misericordia siguen teniendo vigencia.
Por eso, no nos dejemos engañar y que
los inmigrantes, como nosotros, son seres humanos y no valen 250.000€. No
digamos adiós, sino hasta luego.
Por cierto, un saludo a nuestros
hermanos argentinos, porque María, como nuestra señora de Luján, está de fiesta
el día 8.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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