Escribe Paco Mira:
DE BANDERAS, ALFOMBRAS
Y.... MUCHO AMOR
Y.... MUCHO AMOR
Dicen los más veteranos de
este país, que había tres jueves que
alumbraban más que el sol: el santo, la ascensión y el corpus. De esos
jueves ya no queda nada, por eso digo que había. Y no queda nada porque todos
los han pasado al domingo. Había que levantar el país y por eso no se podía
dejar de trabajar un jueves. Curioso que el país todavía no se ha levantado,
incluso por quitar tres días de fiesta. Pero bueno, dos ya los hemos pasado y
ahora queda el último, el de las alfombras, el Corpus.
Chiquito follón el que se montó la
semana pasada con las banderas por un evento deportivo. Chiquito follón, porque
incluso el gobierno quiso intervenir en ello, el juez tuvo que dirimir, hubo
que dictaminar una resolución que iba a misa, etc.... Amigos, de verdad les
digo que cada vez entiendo menos el mundo en el que vivimos, aunque me encanta
esta vida.
También les digo la verdad, que si hay
cierta simbología que nos tiene que unir e identificar como pueblo, más allá de
ciertas consideraciones partidistas y esa simbología no nos une sino que nos
divide, es que hay algo que falla. Es que nuestra identidad como pueblo que
sale unido de las adversidades, es que nuestra identidad como pueblo que lucha
por ideales comunes en los momentos de apuro, no lo está haciendo y hay que
replantearse de nuevo nuestro origen.
Espero que esto no nos pase a nivel
religioso. Las alfombras no son la bandera que nos tiene que dividir, las
alfombras son el reconocimiento al amor de quien da la vida por otros para que
estos se salven.
Celebramos el corpus. Celebramos el
signo por excelencia que nos tiene que identificar a todos los cristianos. Si a
la bandera y al himno se le pita es porque quizás no identifica a cierto
colectivo. A los cristianos, la Eucaristía nos tiene que llevar a la vida. Nos
tiene que llevar a la calle con la fuerza necesaria para que podamos acallar
los malos rollos que en un momento determinado puedan suceder.
Las alfombras no dejan de ser más que
un símbolo, no de sumisión, sino de respeto, de veneración, de esfuerzo y amor
compartido y sobre todo de esfuerzo y amor repartido. Por eso es también el día
de mucho amor, es el día de caritas, es el día en el que el discurso del monte
se convierte en realidad y más en nuestros días: ¡cuántos voluntarios han
entendido este mensaje!.¡cuánta gente buena nos rodea!.¡ cuánta gente que desde
el anonimato es capaz de entregar su esfuerzo en favor de otros.
Ya vemos como los símbolos y los signos
también nos pueden identificar. Nunca perdamos el norte de lo común que tiene
que unir. Que el trabajo colectivo, siendo colectivo, la efectividad será
mayor. Casi como en el deporte: los aplausos de todos tienen más eco que el
aplauso de uno solo. Que el aplauso a lo que nos une sea la unanimidad de lo
que sentimos, amamos y por ello expresamos.
Amigos, vamos a estar de fiesta. Fiesta
de nuestra comunidad. Fiesta de todos los que nos identificamos con unos
símbolos que también nos tienen que unir: bandera, himno, forma de hablar, una
gastronomía, costumbres…..Celebremos la fiesta. Disfrutemos de la fiesta.
Amemos la fiesta. Los cristianos también celebremos y amemos lo que nos da
sentido, lo que nos hace coger fuerza para seguir adelante. “tomen y coman
todos del mismo”. Tomen, repártanse y pártanse por lo mismo y en el mismo
camino. No busquemos símbolos que nos separen, sino que nos unan.
Por cierto felicidades a Suso Vega por
echar al viento sus pensamientos y compartirlos.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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