jueves, 24 de marzo de 2016

Primer acto

Escribe Paco Mira:

ALELUYA CANTARÁ QUIEN CREYÓ PERDER
LA ESPERANZA: UN ACTO EN TRES PARTES

        Una de las series de mayor éxito en televisión es El príncipe. No me meto en el contenido, en si está bien o mal. Pero sí he leído hace poco en una entrevista a uno de los protagonistas, a José Coronado que le preguntaban cuál era el éxito de la serie. El respondía diciendo que el éxito venía dado por dos cosas: la unidad en la serie y por no saber el final hasta el último episodio. Me gustó la reflexión de Coronado, porque creo que se puede aplicar a la semana santa: ¡Somos incapaces de asistir los tres días, como parte de un acto único!



         Es verdad. Hay quien va el jueves y el sábado; quien va el viernes solo; quien va jueves y viernes solo.... y creemos que hemos cumplido con la semana santa. Todavía, después de tanto tiempo, no hemos entendido que la celebración empieza el jueves y termina el sábado por la noche. ¿Qué pasaría si lo hiciéramos todo en un día?: que la gente preguntaría que por qué se habría acortado la semana santa.

         Me gustaría que saboreáramos cada día. ¡Qué hermoso es el servicio desinteresado reflejado en el lavatorio de los pies! Viendo la televisión uno comprueba como se pueden lavar  pies: ¡Cuantos voluntarios acogen con cariño, con ternura, con amor... a los miles de refugiados que llegan a las costas de países donde esperan que les abran los brazos y les den un poco del calor que ellos comparten con otros! ¡Cuántas personas abrazan, quieren y aman a los ancianos que están cuidando porque la familia no "tiene tiempo para ello"! ¡Cuántos comparten su tiempo con los privados de libertad y que no tienen quien les de una palabra de aliento cuando el abatimiento es grande! Y lo más probable es que no seamos capaces de decir cómo puede lavar Jesús los pies hoy en día.

         Claro, si nos vamos al viernes, la pregunta es clara: ¿cómo puede subsistir una religión fundada en una concepción de Dios crucificado? ¿Qué hace Dios en una cruz?. Sin duda el Dios crucificado no ser un ser omnipotente, sino un Dios impotente y humillado que sufre con todos y cada uno de nosotros en el dolor, en la angustia y en la misma muerte. Es un Dios al que nuestro sufrimiento le salpica. No existe un Dios al margen de nuestras penas. Es un Dios que nos pone mirando al sufrimiento y abandono de tantos hermanos víctimas de la injusticia y de las desgracias. Los cristianos seguimos dando un montón de rodeos para no encontrarnos con el Dios crucificado. Ojala que nuestro beso al crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes, cerca o lejos, viven sufriendo.

         Quizás, ante las situaciones anteriores, muchos creen haber perdido la esperanza. Todo está perdido y nada más lejos de la realidad. Se cantará, como no podía ser de otra manera el aleluya. Un aleluya en la espera contra toda desesperación. La esperanza siempre tiene su premio, por la constancia, por la ilusión, por la certeza de quienes esperan a que el acto que se divide en tres partes toque a su fin. Pero no es el final de nada, es el comienzo de todo. Quizás nos conformemos con haber celebrado lo vivido. Ojala vivamos lo que celebramos. Ahora toca dar el callo. Ahora toca presentar el DNI de la convicción que se llama Jesús de Nazaret.

         Déjenme que les diga con el salmista que quien crea que Dios ha muerto que salga a la luz y vea, si el mundo es o no tarea de un Dios que sigue despierto. Ya no es su sitio el desierto ni en la montaña se esconde. Digan, si preguntan dónde, que Dios está sin mortaja, donde un hombre trabaja y un corazón le responde.

         No perdamos la ilusión. No perdamos las ganas. No seamos derrotistas y mantengamos la unidad en tres actos. No nos quedemos a medias. No cedamos al terrorismo, pero seamos contundentes. La vida vale más que todo.

         FELIZ PASCUA.

       Hasta la próxima
         Paco Mira


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