Escribe Paco Mira:
SER PESCADOR (de hombres),
NO ES CUESTIÓN DE MURGAS.
Ya estamos metidos de lleno en harina y
no porque vayamos hacer un plato suculento de comida. Estamos metidos en lo que
en parte caracteriza a estas islas que son los carnavales. Quizás aquello de “carnaval,
carnaval, carnaval te quiero” cobra fuerza. La gente tiene ganas de ser lo
que realmente en el año no es, no puede o no quiere ser. La gente tiene ganas
de desahogarse y liberar tensiones acumuladas a lo largo de todo el año y... si
no me conocen pues mejor.
Hoy nos vuelven a invitar a ser lo que
somos, no nos invitan a ser lo que normalmente no somos y por ello lo
disimulamos disfrazándonos. Pedro y sus amigos eran pescadores expertos. Lo más
probable que eran de los mejores de la zona; lo más seguro que podrían ser la
envidia de muchos porque de pesca, de mar, … quizás no los habría mejores. Sin
embargo alguien, Alguien les dice que vuelvan a remar, que vuelvan a echar las
redes y ellos, aún con cierta desconfianza, lo hacen y el resultado es magnífico.
Esta semana leía la carta que Monseñor
Agrelo escribía en relación a la historia de Esteban Velázquez. A Esteban lo
conocí hace más de quince años. Quizás esté equivocado en muchas cosas; quizás
haya sido el blanco de muchas críticas incluso de las jerarquías, pero lo que
no le podemos negar a Esteban es que allí donde va, vuelve a echar las redes, y
deja su sello en ellas. Incluso con tiempos adversos (como le pasó en América
Latina), quizás con tormentas (como ahora en Marruecos), pero siempre echa redes.
Mi admiración a Monseñor Agrelo, que en defensa del evangelio, pide el respeto
y la oración para un pescador bregado como Esteban. Me uno.
La llamada de Jesús de esta semana es
una invitación a no desistir ante las dificultades. Lo más probable es que los
pescadores de entonces, quizás como los de ahora, alguna vez tuvieron un mal
dia, o un mal mes o un mal año. Nosotros hoy en día también lo más probable es
que tengamos no uno, sino muchos malos momentos, en los que es absurdo seguir
echando las redes, en los que no merece la pena continuar una batalla en la que
probablemente no le veamos mucho futuro. Ante esto surge de nuevo el mensaje de
Jesús, el propio Jesús que dice: porfi, vuelve a echar las redes.
Estamos ante tiempos convulsos, tiempos
de incertidumbre ante los nuevos acontecimientos políticos, por ejemplo. Pero
incluso en ríos de agua turbia, en mares de cierto oleaje, en océanos de
grandes corrientes, siempre hay una oportunidad para volver a empezar. Hay una
oportunidad para no desanimarse. Hay una nueva ocasión para corregir lo que en
un momento determinado no nos ha salido como quisiéramos.
Es curioso que en muchos de los casos,
la profesión de pescador, es una profesión que se hereda. Pablo se lo dice a la
comunidad de Corinto. Les dice que lo que otros vieron, lo transmitieron y por
ello creemos que es verdad y no tenemos que dudar de ello. Claro, nosotros
tenemos que ser fieles a un mensaje. Fieles a un mensaje que no es la letra de
una murga, de una comparsa o de una chirigota, aunque muchos piensen que la
buena noticia que nosotros predicamos y ejemplarizamos pueda parecerse a ello.
No nos reímos de nadie, aunque muchos se rían de nosotros. Quizás nos reímos
con los demás porque el evangelio es alegría que brota del corazón más humilde,
aunque seamos polvo, pero con la intención de convertirnos. Pero tenemos claro
que aunque estemos en carnaval, esto no es un carnaval.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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