viernes, 19 de febrero de 2016

CUARESMA Y TRANSFIGURACIÓN

Escribe Paco Mira:

CON UN PADRENUESTRO ASÍ, PODREMOS DECIR: ¡QUE BIEN SE ESTÁ AQUÍ!

            Quizás el de este fin de semana, sea de esos evangelios que no sean de los más fáciles, como tampoco es fácil la situación de incertidumbre que estamos viviendo en nuestra vida diaria. Queremos volver a exclamar en muchas circunstancias, aquello de ¡qué bien se está aquí!, ¡ qué bien estamos en infinidad de situaciones que antes se volvían claras y que ahora cierta oscuridad parece que es la tónica dominante!.

         Sin embargo la vida nos oferta momentos en los que no nos gustaría exclamar lo bien que estamos: la violencia sigue desgarrando muchos de los corazones; el Papa le tira de las orejas a los Obispos mejicanos (y por extensión a todos, no solo Obispos, los que nos sentimos comprometidos y llamados a anunciar buenas noticias que nosotros llamamos evangelio); la corrupción parece que nos asalta a cada paso que estamos dando... y sin embargo, Jesús, este fin de semana nos invita a decir ¡qué bien se está aquí!

         Pero también hay situaciones que nosotros provocamos para que no estemos bien. Cuando desde la intelectualidad más absurda e inculta se utiliza el padrenuestro para cualquier discurso, no se me ocurre otra cosa que pensar que en el país en el que vivo se pueda expresar, ¡qué bien estoy aquí!. Cuando escucho y leo un padrenuestro de una manera tan soez y justifico esa patada a  la cultura como libertad de expresión, entiendo que ciertas ideologías, convertidas en partidos políticos, se identifiquen así mismos y por ende nos están diciendo a los demás lo que no tenemos que hacer.

         El estar bien del evangelio de este fin de semana, viene de una afirmación que el propio Padre, sí,  el del padrenuestro, dice que “este es mi Hijo, escúchenlo”. Y escucharlo viene de asumir una noticia que no es el desprestigio, la profanación, el insulto chabacano, la falta de respeto... sino desde el amor, la comprensión, el cariño, el respeto... a todas y cada una de las posturas.

         No es trasnochado el ser y tener como referencia a un tal Jesús de Nazaret. No es trasnochado subir a los montes que la vida nos oferta y que a veces nos ofrecen una gran dificultad; no es trasnochado el compartir con otros  (quizás se llamen Moisés, Juan, María, Echedey, Mohamed, Fátima...) una misma ilusión en un mensaje que, a pesar de los años, no está ni viejo ni caduco, sino todo lo contrario, anima, empuja y alienta... como el espíritu en el monte Tabor.

         Quiero mantener la alegría de la llamada de Jesús. A los discípulos también los animó a subir con él a la montaña. Me gustaría que  no nos calláramos ante situaciones como las vividas. No es para rasgarse las vestiduras, pero si tener claro que en democracia no todo vale. Creo que va siendo hora que nos transfiguremos, que cambiemos, que seamos nosotros mismos, que no nos dejemos amedrentar por quienes intentan desestabilizarnos; ojalá que seamos capaces de afirmar con el salmista que “mi fuerza y mi poder es el Señor, ¿a quién temeré?

         Amigos, precioso el evangelio de este fin de semana. Jesús dice que en el monte se retiró a orar. No perdamos esa buena costumbre; no perdamos la oportunidad de enseñarle a nuestros hijos a dialogar con sus padres y por extensión a nuestro Padre Dios. Hay intelectuales que también hablan y rezan y no ofenden a quienes no lo hacen. La cultura tiene que ser fuente de libertad y también de respeto, aquí, en Barcelona o en Soria. No podemos exigir en otros lugares que se cumpla lo que en casa no hacemos.

      Hasta la próxima.

         Paco Mira

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