Escribe Paco Mira:
CON UN PADRENUESTRO ASÍ, PODREMOS DECIR: ¡QUE BIEN SE ESTÁ AQUÍ!
Quizás el de este fin de semana, sea de esos evangelios que no
sean de los más fáciles, como tampoco es fácil la situación de incertidumbre
que estamos viviendo en nuestra vida diaria. Queremos volver a exclamar en
muchas circunstancias, aquello de ¡qué bien se está aquí!, ¡ qué bien estamos
en infinidad de situaciones que antes se volvían claras y que ahora cierta
oscuridad parece que es la tónica dominante!.
Sin embargo la vida nos oferta momentos
en los que no nos gustaría exclamar lo bien que estamos: la violencia sigue
desgarrando muchos de los corazones; el Papa le tira de las orejas a los
Obispos mejicanos (y por extensión a todos, no solo Obispos, los que nos
sentimos comprometidos y llamados a anunciar buenas noticias que nosotros
llamamos evangelio); la corrupción parece que nos asalta a cada paso que
estamos dando... y sin embargo, Jesús, este fin de semana nos invita a decir
¡qué bien se está aquí!
Pero también hay situaciones que
nosotros provocamos para que no estemos bien. Cuando desde la intelectualidad
más absurda e inculta se utiliza el padrenuestro para cualquier discurso, no se
me ocurre otra cosa que pensar que en el país en el que vivo se pueda expresar,
¡qué bien estoy aquí!. Cuando escucho y leo un padrenuestro de una manera tan
soez y justifico esa patada a la cultura
como libertad de expresión, entiendo que ciertas ideologías, convertidas en
partidos políticos, se identifiquen así mismos y por ende nos están diciendo a
los demás lo que no tenemos que hacer.
El estar bien del evangelio de este fin
de semana, viene de una afirmación que el propio Padre, sí, el del padrenuestro, dice que “este es mi
Hijo, escúchenlo”. Y escucharlo viene de asumir una noticia que no es el
desprestigio, la profanación, el insulto chabacano, la falta de respeto... sino
desde el amor, la comprensión, el cariño, el respeto... a todas y cada una de
las posturas.
No es trasnochado el ser y tener como
referencia a un tal Jesús de Nazaret. No es trasnochado subir a los montes que
la vida nos oferta y que a veces nos ofrecen una gran dificultad; no es
trasnochado el compartir con otros
(quizás se llamen Moisés, Juan, María, Echedey, Mohamed, Fátima...) una
misma ilusión en un mensaje que, a pesar de los años, no está ni viejo ni
caduco, sino todo lo contrario, anima, empuja y alienta... como el espíritu en
el monte Tabor.
Quiero mantener la alegría de la
llamada de Jesús. A los discípulos también los animó a subir con él a la
montaña. Me gustaría que no nos calláramos
ante situaciones como las vividas. No es para rasgarse las vestiduras, pero si
tener claro que en democracia no todo vale. Creo que va siendo hora que nos
transfiguremos, que cambiemos, que seamos nosotros mismos, que no nos dejemos
amedrentar por quienes intentan desestabilizarnos; ojalá que seamos capaces de
afirmar con el salmista que “mi fuerza y mi poder es el Señor, ¿a quién
temeré?
Amigos, precioso el evangelio de este
fin de semana. Jesús dice que en el monte se retiró a orar. No perdamos esa
buena costumbre; no perdamos la oportunidad de enseñarle a nuestros hijos a
dialogar con sus padres y por extensión a nuestro Padre Dios. Hay intelectuales
que también hablan y rezan y no ofenden a quienes no lo hacen. La cultura tiene
que ser fuente de libertad y también de respeto, aquí, en Barcelona o en Soria.
No podemos exigir en otros lugares que se cumpla lo que en casa no hacemos.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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