Escribe Paco Mira
¿CUÁNDO LLEGARÁ
LA UNIDAD?
En
más de una ocasión he escrito en este blog, que muchas de las fechas que
nosotros celebramos son para reivindicar lo contrario de lo dicho, o por lo
menos para mentalizarnos de lo que no debemos hacer en aras a que no vuelva a
ocurrir. Esta semana comenzamos la “semana por la unidad de los cristianos”:
¡como para quejarnos de lo de los demás!. Normalmente solemos ver la paja en el
ojo ajeno, pero nunca vemos la viga que llevamos dentro.
Ante sucesos como los acaecidos la semana pasada, más de un
comentario era que entre ellos no se sabía cuántos había, ni de que facción, ni
de qué lugar de procedencia, etc… pero ¿nosotros por dónde andamos?. Hablando
hace poco con un sacerdote me decía que
si nos ponemos a repasar las diferentes confesiones consideradas cristianas la
lista sería más larga que la de la compra, pero claro uno siempre barre para
casa y piensa que en la suya el problema no es tan acuciante.
Maestro ¿dónde vives?. Buena pregunta. Lo más probable es
que si a nosotros nos preguntasen donde vivimos, la respuesta no sería tan
clara: a usted que le importa, para qué lo quiere saber, en nombre de quién
habla, etc…Pero muchos de los que se acercan a nosotros, muchos de los que
tocan en las puertas de nuestras iglesias, siguen preguntando y nos siguen
interrogando a nosotros, tu Maestro, ¿dónde vive?
Claro, lo que no podemos hacer nunca es decirle a quien nos
pregunta que a lo largo de la historia nos hemos peleado por quererlo acoger en
la casa de cada uno. Incluso a veces, en la individualidad de una religiosidad
lejana a la del evangelio como buena noticia.. Por eso los apóstoles dicen
hemos encontrado al Mesías. Nosotros, ¿lo hemos encontrado para saber donde
vive?. ¡qué bonito sería el poder decir que hemos tomado café con Jesús en su
casa, o que hemos ido a caminar a la orilla de la playa, esas orillas que él
tanto ha frecuentado, siempre al límite quizás de la legalidad!
Que bonito sería que el acto que normalmente se celebra en
el templo ecuménico, fuera un acto en el que no hubiese distinción ni de
vestiduras, ni de interpretaciones, ni de estudios relevantes…. Me gustaría que
fuese un acto de hermanos que no siendo iguales, se parecen y comparten la
misma sangre, la misma fe en el único
Jesús de Nazaret.
Pero ¿saben que les digo?, que hasta me gusta lo que celebramos, porque en la variedad está
el gusto, porque en la discrepancia está el camino del encuentro, porque en
pensamientos distintos discutimos racionalmente del mismo tema.
Qué bonita la llamada que hoy se le hace a Samuel. Es la
llamada a todos y cada uno de nosotros, lo único que tenemos que hacer es poner
la oreja y escuchar. Cuantas veces Dios llama o toca en la puerta de nuestra
casa y por no atenderlo, porque no nos parece una persona adecuada a lo que
nosotros pensamos, porque la apariencia no es lo que cuenta no le escuchamos o
no le abrimos. Cuantos son los que sencillamente quieren que se les escuche,
cuantas veces son las que Dios nos llama y nosotros somos incapaces de decir
Señor aquí estoy, qué quieres que haga.
El Maestro sigue llamando, y muchos le seguimos diciendo,
dónde vives porque queremos ir a tu casa. En el fondo el mensaje de Jesús no es
otro que el que nosotros tenemos que contestar con el salmista, aquí estoy para
hacer tu voluntad.
Ojalá no tengamos divisiones. Ojalá la unidad sea una
realidad que nos funda en un solo y mismo compromiso. Ojalá no confundamos a
los que nos preguntan donde vive el maestro, o a los que quieren que abramos el
oído para que le escuchemos. Dios, en los acontecimientos de la vida siempre
nos da una oportunidad de empezar de nuevo. “¿dónde vives?. Vengan y lo verán”. ¿seremos nosotros unos buenos
guías de la casa de Jesús.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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