jueves, 25 de diciembre de 2014

LAS DOS NAVIDADES: CARTA DE UNA LECTORA DEL BLOG

LAS DOS NAVIDADES:
CARTA DE UNA LECTORA DEL BLOG


Hoy he recordado el poema de Max Ehrmann, Desiderata (cosas deseadas), mientras a toda prisa acudía en busca de un camisón y una bata para mi hermana. Contenta porque ha superado una situación de salud difícil pero ansiosa por volver rápido con ella, al Hospital, por poder comprobar cómo estaba, cómo se sentía, pues no había podido hablar con ella al haber  pasado de la UMI a planta. Mientras me acercaba al Centro Comercial sentía extrañeza, tanto coche, tanta cola, tanta gente….
Cuando alcancé a llegar al Centro Comercial y ver tanta gente, tanta cola para el pago, tanto ruido y tanta prisa, me percaté de algo que hasta entonces sólo había comentado en alguna ocasión: que en medio del ruido y la prisa no nos percatamos de la angustia del hermano, de su necesidad y trastocamos todo lo que es importante.
Navidad es fecha de felicidad y en puridad celebramos un nacimiento, el de Jesús, y yo hoy celebraba otro, el de mi hermana. Con tanto ruido, con tanta prisa hemos olvidado eso y nos hemos volcado en todo lo contrario a lo que debemos celebrar: compramos compulsivamente, esperamos en una cola de caja lo que no estamos dispuestos a esperar para ayudar a quienes nos necesitan: a los enfermos, al que tiene hambre, al que atraviesa una mala situación.
Entonces todo cobró sentido, se viven dos Navidades: la del que está bien y la del que no.
Está la Navidad del que gasta sin pensar, aunque se tenga que endeudar dejando en esas prisas la vida, los días, las horas en busca de la ganga y en las colas y lo malgastan sin prestar atención a lo importante y que tenemos cerca: las personas a las que queremos y aquellas a las que no, pero que deberíamos querer más.
Por otro lado está la Navidad del angustiado porque sufre una necesidad económica, porque padece una enfermedad grave, porque ha estado a punto de morir o porque, como en mi caso, ha estado a punto de perder a alguien muy importante en su vida. Para éstos la Navidad tiene otro sentido, deja de tener importancia el regalo, las colas, los centros comerciales, la cena de Nochebuena y centra su atención en el momento que vive, en mi caso era salir rápido aunque lo que comprase fuese más caro, buscando el establecimiento que no tuviera cola. Para otros, lo importante es atender su necesidad, su realidad.
Fue entonces cuando me pregunté cuántas veces no habré tenido a mi lado a un hermano con necesidades y no le he visto, perdida entre el ruido y la prisa; cuántas veces no habré tenido a mi lado a alguien angustiado y no lo he mirado porque quizás era más importante el ruido y la prisa que llevaba. Vino a mi cabeza el poema Desiderata que dice, entre otras cosas “Camina plácidamente entre el ruido y la prisa y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio” o “Conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida, que aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso. Sé cauto. Esfuérzate por ser féliz”.
De modo que este año he decidido ser feliz, hacer lo que tengo que hacer, escuchar en el silencio y ver en la oscuridad, y, contra toda adversidad, intentar no olvidar que lo que nos hace felices en realidad es bastante menos complicado que lo que hemos puesto en marcha. Así he descubierto qué feliz soy con tener a mi hermana, con que se haya quedado, con que no nos haya abandonado y he aprendido la lección de lo que significa “luchar como un jabato”, ella lo ha hecho y está con nosotros, con dificultades, con miedo, pero con nosotros y tenemos que disfrutar cada segundo de nuestras vidas como si fuera el último, porque nunca se sabe cuándo será ese último segundo.
Creo que con eso también yo he nacido a la VIDA, a la única VIDA POSIBLE, la del AMOR EN ESTADO PURO, LA DEL AMOR AL HERMANO, COMO A TÍ MISMO.
Muy cierto, cuánta paz puede encontrarse en el silencio.



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