viernes, 19 de diciembre de 2014

LA VIRGEN (MARÍA) SUEÑA Y CASI TIENE PESADILLAS

LA VIRGEN (MARÍA)
 SUEÑA Y
CASI TIENE PESADILLAS

            ¡Uff.!.¡Qué mal lo tuvo que pasar la pobre!. Me estoy imaginando la cara de una muchacha hebrea, jovencita, que lo más probable es que no tuviera ni siquiera los dieciocho años; una muchacha que no entiende lo que le pasa y que lo único que le interesa es salir corriendo. Si esa muchacha, fuera canaria, cuando la visitara el ángel lo más probable es que dijera “ :¡¿cómo?. ¿qué dices tú?”.

         Es verdad que lo que ella tuvo que pasar no fue nada fácil. No fue fácil para ella, no fue fácil para la familia y tampoco para los amigos. En una sociedad, como la hebrea, en la que los modos y las formas se cuidaban con esmero, resulta que una mujer que no conoce varón alguno, se queda embarazada. Una mujer que lo más probable es que le echara el ojo a alguno de los mozos de Nazaret y que ahora que iba a ser madre pues la situación no iba a ser del todo de lo más fácil.
         María sueña: ¿cómo será su criatura?. No había ecografías, ¿niño, niña?. ¿qué nombre le pondré?. ¿a quién se parecerá?... Eso lo hace y lo hacía cualquier madre: soñar. Soñar despiertos; soñar con alegría y con ilusión,  porque el fin del proceso es una maravilla. Pero María también sueña caminos, entre otras cosas porque está a la espera. No pierde la esencia del adviento, no pierde la esperanza, porque sin eso, lo que espera no tendría sentido.
         Por eso, casi tiene pesadillas. Pero las pesadillas de María, son “benditas pesadillas”; maravillosamente le quitan el sueño,  le hacen darle vueltas a la cabeza, incluso creo que hasta le ponen nerviosa. María acepta una propuesta que no tiene claro, acepta una propuesta de alguien a quien no conoce, pero intuye, cree y piensa que merece la pena, por eso pregunta ¿Cómo será eso?.
         Amigos no nos olvidemos que de Nazaret a Belén hay una senda, sólo una y que por ella van los que creen. Es por ello que es cuestión de preguntarnos si en nuestra senda de la vida somos capaces de descubrir los personajes que nos vamos encontrando por ese camino de esperanza: preguntarnos si somos capaces de contagiar la vitalidad que decimos que tenemos y que por eso estamos nerviosos.
         Seguro que hoy, al niño ya le tendríamos preparado la carta astral, qué horóscopo sería, como iba a ser su futuro. Para María todo iba a ser más sencillo. La vida, el proyecto de Dios no tiene predestinado nada: lo vamos haciendo, vamos caminando en esa senda de la vida, vamos quitando las piedras que nos pueden  estorbar en ese caminar.
         Hoy sigue habiendo anunciación también. Hoy el ángel de Dios, Dios mismo sigue visitándonos y nos sigue diciendo que sigue contando con nosotros. Hoy, ante las adversidades de la vida, Dios nos sigue diciendo no temas, porque has encontrado gracia ante mí. Te escojo a ti, con tus defectos y con tus virtudes, con tus ilusiones y con tus miedos. María también era una mujer que lo más probable es que no tuviese una carrera universitaria y Dios no se valió de una carta astral para escogerla.
         Salgamos a las sendas de la vida; a ese camino que va de Nazaret a Belén y sepamos ver el ángel de Dios que nos dice que somos nosotros los escogidos para irradiar esperanza, ilusión, ganas, esfuerzo…Salgamos a ese camino que nos lleva al nacimiento en el pesebre y seamos capaces de comprobar que los que nos ven son contagiados de nuestro espíritu esperanzador.
         Que los sueños no se conviertan en pesadillas. Por eso quiero que no se repita la matanza de Pakistán. Que nuestra Iglesia, nuestra querida Iglesia, también esté preñada de Dios, de su amor y no sea una Iglesia que se convierta en pesadilla. Hagamos posible de asumir realidades que no son imposibles. Veamos en José a la persona que se fía de un proyecto ilusionante y que merece la pena.
         Por cierto queda poco, para convertir en realidad la esperanza.

         Hasta la próxima
         Paco Mira

  

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