jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Qué mal cantan en esta parroquia!

CARTA AL VIENTO
¡Qué mal cantan en esta parroquia!
Por el mes de noviembre, en las vísperas de santa Cecilia, patrona de la Música, suelo pararme más que de costumbre a escuchar música.  Toda clase de músicas. Este año, además, estoy leyendo un libro publicado recientemente por el músico y compositor residente en nuestra Isla,  Emilio Vicente Matéu: “La música y el canto en las celebraciones cristianas”.
Y mientras leo al conocido autor, me pasan por la mente muchos de los comentarios escuchados en relación a lo que se canta en nuestras iglesias. Hace poco un amigo me mostraba su mal humor porque había ido a misa a una parroquia diferente a la que va habitualmente y se sorprendía de que se permitiera aquella forma de cantar y aquellas horribles letras.  
Los coros parroquiales, que muchas veces son una buena solución, en otras ocasiones pueden convertirse  en un verdadero problema litúrgico. A veces porque  cantan muy mal. O porque cantan lo mismo durante todo el año. O porque andan variando, de novedad en novedad y se sienten los protagonistas de la celebración. La misa no es un concierto, aunque así parezca muchas veces en esas misas de la tele en donde invitan a una coral para quedar bien. Quedan fatal.
Matéu, en el libro citado, hace algunas propuestas para mejorar el canto litúrgico. Y lo primero que propone a los encargados del canto es huir de la tentación de presunción o vanidad. El antídoto es la humildad. Alerta también el compositor sobre la necesaria estabilidad de lo que se canta: “No tenemos por qué pretender para las celebraciones  un cambio total de repertorio ni cada semana, ni cada mes ni tan siquiera cada tiempo litúrgico. Cuando nos proponemos una variedad intensa o novedosa en el canto puede resultar tan superficial  y eventual  que apenas nos permita el tiempo necesario para aprenderlo y, sobre todo, para comprenderlo”.
Cuando alguien comenta que en su parroquia se canta mal o no se canta o se canta demasiado, hay que buscar soluciones. No digo culpables. Digo soluciones. Porque en una comunidad todos somos responsables de lo que marcha muy bien y también de lo que va mal.  Y todos podemos aportar nuestra experiencia como persona que canta o como persona que escucha. ¿Me ayudan los cantos de mi parroquia? ¿Mejoraría algo? ¿Preferiría que no se cantase? ¿El canto y la música me ayudan a la oración?
La música, todas las músicas, son medios para expresar sentimientos. ¿Me ayudan las canciones  de  la parroquia para la meditación, para dar gracias, para bendecir,  para pedir?

Mi felicitación a todas las personas que con sus voces o instrumentos echan una mano para que las celebraciones religiosas sean dignas y participadas. Mi felicitación a quienes colaboran con sus  propuestas a que se cante mejor en nuestras parroquias. Y mi felicitación a Emilio Vicente Mateu, murciano afincado en Gran canaria, por este interesantísimo libro que le ha editado  el Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona.  Creo que si le hacemos canto dejaremos de escuchar esa queja tan oída  en muchas parroquias: ¡Qué mal cantan en esta iglesia! 

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