sábado, 1 de noviembre de 2014

Escribe Paco Mira LAS REGLAS DE UN MARAVILLOSO PROYECTO

Escribe Paco Mira

LAS REGLAS DE 

UN MARAVILLOSO PROYECTO

         Todos los proyectos en la vida, no nacen de la nada. Todo proyecto necesita una fundamentación que cuanto mayor sea esta, mejor resultado tiene que tener. Todo proyecto tiene y ha de tener una finalidad que dé sentido al propio proyecto.


         Les he de confesar que la vida es un proyecto, un maravilloso proyecto. Un proyecto que cuando comienza es un proyecto mimoso, que se deja de mimar en la medida en que vamos cumpliendo año y un proyecto que acaba siendo también mimoso en la medida que nos acercamos a la recta final. Pero sea como fuere un proyecto que merece la pena que lo vivamos.

         Pero todo proyecto, necesita unas normas, necesita unas reglas, necesita algo por el que nos podamos guiar para que al final el resultado sea el que esperamos. ¡Qué mejor regla que la de este fin de semana!: dichoso, feliz, bienaventurado… tú, yo, nosotros, ¿por qué? Por vivir. Ese es nuestro proyecto. Un proyecto de vida en la vida, un proyecto de luz y esperanza en un mundo donde cada vez más, la noche de halloween es cada vez más negra y más grande.

         A veces dan ganas de no seguir en el camino. A veces, cuando alguien ve que las corruptelas y los corruptos campan a sus anchas y nadie es capaz de decirles nada, dan ganas de no hacer como los discípulos de Emaús. El  camino de la vida, nuestro camino, no sólo está lleno de sorpresas, sino que es sorprendente el recorrerlo: como la vida puede salir a nuestro encuentro y no conocerla, como aquellos amigos que se encontraron con Jesús en el camino, en su camino.

         Dichosos los pobres, no por ser tales, sino por tener espacio y cabida para otros; dichosos los que lloran, no porque tengan que hacerlo, sino porque el sufrimiento de otros es también el suyo; dichosos los que tienen necesidad de justicia, en un país que, a gritos, suplica por ella; dichosos los que por misericordia, siempre tienen el perdón al alcance de la mano; dichosos los que tienen un corazón limpio, los que no pagan con tarjetas que no lo son o los que tienen la ley rápida para los deshaucios, sino que su corazón es tan grande que cabe un montón de gente; dichosos los que trabajan por la paz que tanta falta hace, en el seno de nuestro barrio, en el pueblo, en las familias……Seguro, pero seguro, que muchos de estos los encontramos en el camino de nuestra vida; seguro que muchos de estos van y vienen con nosotros y nosotros no los reconocemos ni siquiera en la fracción del pan, que sería la celebración de la Vida por excelencia… para todos la recompensa será grande en el cielo

         El proyecto de la Vida viva, no pasa por los cementerios; el proyecto de la vida no pasa por escenas de dolor que a veces se nos hacen inevitables El proyecto de la vida pasa, a veces, por la huella que han dejado en la historia todos aquellos que nos han precedido. Todos, absolutamente todos, dejamos huella, con más o menos profundidad. Han sido y son brazos que trabajan para que las bienaventuranzas puedan cumplirse.

         Cuando esto sucede, lo demás se nos podrá dar por añadidura, por eso Francisco de Asís, era capaz de llamar a la muerte, hermana, con confianza, porque tenía asumido lo que Pablo le preguntaba a la comunidad de Roma, “¿quién o qué nos podrá separar del amor de Dios?”

         Amigos, en nuestras manos está algo tan sencillo como un proyecto maravilloso de vida. Un proyecto realizable y al alcance de todos. Busquemos la fuerza y la energía en aquel que nos ha amado primero; sirvamos de ejemplo y de modelo a aquellos que nos encontramos en el camino de la vida y que demandan nuestra atención; eduquemos a nuestros hijos en los valores de las bienaventuranzas pero porque para nosotros las consideramos como esenciales y adecuadas y ellos verán que son realizables.

Hasta la próxima.

         Paco Mira

  

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