Escribe:
Paco Mira
FELICIDADES A LA SEMBRADORA Y A SU ZAFRA
Volvemos al ámbito rural. Un
espacio, el rural, que no nos tiene que resultar extraño, porque a pesar de la
delicadeza por la que está pasando el sector, es un espacio que en esta zona se
ha dado mucho, se ha vivido mucho, se ha llorado mucho, y ha sacado a muchas
familias adelante a pesar que las circunstancias de la vida, de la vida de
antes, no eran las de ahora.
Volvemos a sembrar, a repartir
semilla, a preparar los terrenos, a pasar penurias por el polvo de la zona, por
los vientos que no siempre soplan favorables, por los sombreros de paja que
algo mitigan el calor abrasador del lugar… casi, casi como el Israel que
conoció el Jesús de Nazaret. ¡ay, aquellos años!. Años que la gente recuerda
con cierta distancia, que recuerda con un espíritu que no quisiera que
volviera, pero que sin embargo hay una dosis de nostalgia.
Hoy la palabra de Dios nos invita,
de nuevo, a sembrar. Parece una insistencia a tiempo y a destiempo. Una
insistencia aunque los vientos no nos ayuden, sino que incluso nos dificulte el
trabajo. Hoy Jesús nos dice que aunque existan contradicciones en la vida, no
te olvides que hay que salir para hacer la zafra del tiempo que nos toca. ¿Qué
no recogemos mucho?, no importa, ¿qué cae en terreno pedregoso?, no te
preocupes, ¿Qué hay quien siembra zizaña?, da igual. ¿Acaso en nuestras zafras
no pasaba algo parecido?. Pues adelante.
Me gustaría compartir hoy la
despedida de una sembradora, de Manoli Martín. Después de muchos años nos deja.
No solo el arciprestazgo lo va a notar,
su Balos del alma más todavía. Manoli ha conseguido esparcir la semilla por, no
solo, toda una parroquia, sino que con su peculiar estilo y forma, por allá por
donde se ha movido. Sin duda que habrá sembrado también no al gusto de todos,
pero como dice el refrán, nunca llueve al gusto de todos. Ha sido tenaz, ha
sido constante, ha luchado y eso es de valorar. Casi como el sembrador de la
parábola. Ella ha preparado muchas zafras, se ha mojado muchas veces, ha
compartido los rigores del clima, pero…. Ha seguido y continuado.
Manoli, desde aquí, me gustaría
decirte algo que ya sabes: no te canses de seguir esparciendo la semilla. Habrá
zafras evangélicas mejores, y otras no tan buenas, pero mientras dé para vivir,
no pidamos más de lo que nos corresponde.
El mensaje de Jesús es un mensaje a
veces de contradicciones: el bien y lo menos bueno. Jesús lo sabe, por eso en
la parábola de hoy habla de sembrar y de gente que planta cizaña; de gente que
ayuda, echa una mano, gente que es solidaria, gente de corazón abierto… pero
también en los campos de la vida hay gente que va a lo suyo, que su corazón no
está abierto a acoger a los demás, a los que tienen mayor dificultar, a los que
la debilidad no les ayuda a crecer en condiciones… en definitiva los que
siembran cizaña.
A veces nos podemos preguntar si el
problema es de la tierra. No en todas las zafras de esta comarca del sureste,
cuando no salieron buenas, la culpa la tuvo la tierra, quizás la tuvo quien
plantó. Nosotros tenemos que preguntarnos si sabemos plantar, tenemos que
preguntarnos si por lo menos intentamos y nos esforzamos en hacerlo lo mejor
posible, o por el contrario nos vale con cualquier cosa. Es cuestión de
preguntarnos si cuando salimos fuera de la Iglesia el que nos ve, nos ve verdaderos sembradores o por el contrario nos
ve como a los que nos da lo mismo lo que hacemos.
Somos débiles y como nos dirá Pablo,
el espíritu acude a nuestra debilidad. Abramos pues nuestro corazón a él. Creo
que es lo que hizo Manoli en el tiempo que estuvo entre nosotros y a la que le
deseo que siga dando en su Andalucía natal el mismo ejemplo que nos dejó en
esta bendita tierra guanche.
Por cierto, ya hablaremos, pero
vayamos rezando por la paz.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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