Apuntes…
SOÑADORES
Sueño casi todas las
noches. O al menos cada día despierto con una historia en donde se mezclan
realidad y fantasía. Unas veces me hacen reír y otras despiertan en mí
emociones diversas. Anoche por ejemplo, el sueño me regaló un encuentro casi
real con un hermano. Al despertar sentí la alegría de haber visto y hablado con
R. y la pena de que aquello no era cierto. La pena de que había sido sólo un
sueño.
Y esta tarde, como si fuera la
continuación del sueño, mientras caminaba (y cojeaba) por estos alrededores, un
señor me paró para preguntarme si conocía a M.
-Claro que sí, le contesté. Lo veo algunas veces por aquí.
-Pues tenga cuidado, pues es un soñador.
-¿Qué tenga cuidado? Pero si a mí me gusta la gente soñadora,
que cree en las utopías, que es arriesgada y no se amilana por nada…que es
idealista
No acabé de hablar y el vecino me interrumpió:
-No, no. Me refiero que es un
fantasioso, que imagina mucho, que no puede uno fiarse de él…que inventa cosas…
Por eso le digo: Tenga cuidado.
Y, como si de un mal sueño se tratara, intenté
no creérmelo. Porque soñar es bonito y es necesario. Pero aquel hombre insistía
en decirme lo peligroso que es ser soñador. ¿Peligroso? Peligroso es no soñar.
Peligroso es quien no mira el horizonte ni cree que es posible cambiar uno y
cambiar el mundo. Peligrosos son los conformistas y los que no ambicionan
progresar y ser mejores.
No hice caso a aquel amigo. Pero me ayudó a
reflexionar. Porque yo, como tantas gentes, no solamente sueño por las noches.
Cada día, cuando termina la jornada reviso los sueños que he tenido y por los
que me he esforzado. Es verdad que la mayoría no llegan a cumplirse. Es verdad
que algunos pueden ser demasiado utópicos. Y por eso deseo que pase rápido la
noche para mañana seguir intentando lo que hoy no pude conseguir.
Y al despertar de nuevo, repaso lo soñado
para empezar la aventura, siempre nueva, que se me pone delante.
Soy un soñador.
¿Seré peligroso?
El mundo hay
que hacerlo y transformarlo cada día.
¡Pobres de
aquellos que no saben soñar!
¡Pobre de mí el
día que amanezca o anochezca y no descubra ningún sueño nuevo!
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