jueves, 27 de febrero de 2014

RESPUESTA A LA CARTA AL VIENTO: “Soy experta en soledad y sufrimiento”

RESPUESTA A  LA CARTA AL VIENTO:
“Soy experta en soledad y sufrimiento”
       
        Le cuento algo que viví hace  ya algunos años y  que me viene a la memoria, ahora después de leer su carta al viento...esto lo recuerdo muy pocas veces, no porque se me olvide, sino porque he preferido dejarlo muy guardado en lo más profundo, donde se guardan esos recuerdos dolorosos que uno no quiere traer al presente porque es imposible que no duela...
         Cuando llegamos a Canarias con mi familia,  lo primero que vi fue la alegría de otras personas que recibían a familiares; yo solo pude llorar, sentía que estaba demasiado lejos de lo que sentía mío, todo me parecía extraño...sin sentido,  hasta el último momento yo no quería venir, pero la familia necesitaba estar unida, por lo que decidí trasladarme con ellos.
        Pues el tiempo fue pasando, y puedo asegurarle que lo pasé más que mal...en principio porque en dos días me quedé sola, mi marido comenzó a trabajar, y se iba por la mañana a las 7 y volvía a las 8 de la tarde... mi mayor compañía era cualquier cosa que pasara en la tele. No tenía donde ir...ni nadie que me dijera.."Hola, estás bien"...Así día tras día...
       Los días transcurrían vacíos, no conocía a  nadie...y mi  ánimo cada vez iba a peor. Todo empeoró cuando por razones de salud, tuve que ingresar en una clínica, y allí luego de una operación que no salió del todo bien, tuve una hemorragia, otra vez quirófano y ya no me enteré de nada...hasta que alguien me decía "María!!!!" una y otra vez para despertarme,...pero yo me decía que esa no era yo, (aún no entiendo porque, cuando voy al médico siempre me llaman por mi segundo nombre)
     Me llevaron a una habitación, junto a otra chica, que  había sido recién madre...y entonces creo que vino lo peor, cuando empezaron a llegar sus familiares a saludarla, salían unos y entraban otros,... yo me giré para no ver...miraba de reojo la puerta para ver si venía alguien a verme a mí... en un rato apareció mi marido, ...pero a mi no me salía nada...estaba muy débil, así estuve varios días, venían las enfermeras me bañaban, me giraban, me cambiaban, hasta que una doctora me dijo, que tenía que intentar levantarme, para eliminar el líquido sino no iba a salir nunca de ahí... así que por las noches, me dedicaba a caminar por los pasillos, apoyándome en las paredes, y con la otra mano con el soporte del suero...dos personas de la familia, pasaron al segundo día, pero casi que visita de médico como suelen decir...de compromiso..., y otra vez las noches...después me propuse fingir que me sentía mejor para que me dieran el alta, y así fue...
         Esto no terminó aquí...siguen días de más soledad, tristeza, lágrimas...muchas lágrimas, pero todo esto me duele demasiado recordarlo aunque ya haya pasado el tiempo…, así que cuando alguien habla de soledad, me siento experta en el tema.
     Y ahora, cuando leí su carta, pienso, que distinto hubiera sido que alguna persona de esas que usted dice que visitan a los enfermos, hubiera pasado por ahí, y me hubiera acercado una palabra de aliento..., me hubiese hablado de Dios, porque en esos momentos yo estaba "peleada" con El. Me sentía muy enfadada, y no me permitía ni siquiera dirigirle una palabra. Creo que si alguien me hubiera dado algo así, todo habría sido más llevadero.
    Dicen, que  Dios tiene  planes mejores  para  nosotros, que  aunque no entendemos en el momento del sufrimiento, con el tiempo nos daremos cuenta que era mejor así...pero aún habiendo recuperado mi fe, sigo preguntándome cual es ese plan que El tiene para mi.
        Hay varios tipos de soledad. Una el  estar rodeado de gente y aún así sentirse solo; otra....el estar solo en una casa y que nadie se acuerde de uno; pero creo que la peor soledad es la de sentirse sin la presencia de Dios ( y yo, las he vivido todas)

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