Escribe Paco Mira
ESTO
DE LA DIVISIÓN…. NO LO
ENTIENDO O ¿SI?
Se lo confieso: a veces la vida me pone en tal
tesitura que no la acabo de entender del todo. Pero, ¿saben?: me gusta. El
tener que escoger, optar, revolver… me lleva a tener, a la fuerza, que madurar,
porque si no pierdo el tren de eso tan bonito que se llama vida.
Esta semana alguien pregunta, ¿está, a caso, dividido Cristo?. Pues en
principio creo que no, sin embargo son de esas dudas que me siguen entrando
cada día. Esta semana se celebra la semana por la unidad de los cristianos y es
que… cuando celebramos algo es porque hay un motivo para ello, sea bueno o
malo. Y si hay que celebrar una semana para favorecer la unidad, es porque lo
más probable que no la tengamos.
Todos hemos bebido de la misma
fuente; todos hemos compartido el mismo pecho; todos hemos compartido el mismo
amor manifestado en dos maderos entrelazados. Todos venimos de la misma tierra
polvorienta de Palestina. Todos tenemos un Padre que nos quiere con locura, un
Padre que gratuitamente nos ama sin pedir nada a cambio… y nosotros pensamos
que eso no es suficiente; pensamos que cuales niños mimados, Papá me quiere más
a mí que a ti.
Cuando Pilato pregunta a Jesús, ¿qué
es la verdad?, nuestro hermano mayor se queda callado. Y nosotros, a lo largo
de la historia hemos intentado imponer a costa de cualquier otra posibilidad,
que estábamos en la posesión absoluta de la verdad. Incluso, por desgracia,
hemos intentado imponer a base de cualquier criterio, incluso con sangre, que
éramos los mejores.
Pablo, lo dice bien claro, que Jesús
no es de nadie y lo es de todos. Me gustaría entonar un cántico a la unidad,
componer una sinfonía de la unión, hacer un pentagrama de la igualdad. Nunca
las cruzadas tienen que volver a repetirse, al menos en la intención bélica
como han surgido allá por los siglos X y XI.
Palabras como ecumenismo tienen y
deben estar en la frente de todos y cada uno de nosotros. Creo que son buenas
ocasiones, las intenciones que ponemos encima de la mesa como celebraciones en
el templo ecuménico. Creo que son buenas ocasiones el que, al menos por un día,
pensemos que las barreras y las divisiones pueden ser superadas.
Me gustaría que este tipo de
celebraciones no se volvieran a celebrar. Porque cuando celebramos es que
intentamos que no se vuelva a producir y todos los años seguimos celebrando la
buena intención, pero ¿cuándo dejará de ser una intención y se convierte en
realidad?. Jesús de Nazaret no está dividido, no es ni de Apolo, ni de Cefas…
es todo aquel que cumple su programa llamado evangelio.
Si tuviéramos fe como un grano de
mostaza, seguro que moveríamos montañas. Si quisiéramos, seguro que podríamos
conseguir la unidad, la igualdad; ya no existirían católicos, ni luteranos, …
todos seríamos hijos de un mismo padre y hermanos de un único Jesús de Nazaret.
De ser así no tendríamos que celebrar que queremos estar unidos. Cedamos por
alguna parte. No sigamos manteniendo la posesión absoluta de una verdad que no
nos corresponde. Seguro que si lo intentamos, lo conseguimos.
Hasta la próxima
Paco Mira
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