sábado, 3 de noviembre de 2012

CARTA AL VIENTO. KATIA, CRISTINA, ROCÍO Y BELÉN

Carta al viento
KATIA, CRISTINA, ROCÍO Y BELÉN




Cristina, Katia, Rocío y Belén son las cuatro jóvenes trágicamente fallecidas durante la fiesta celebrada en Madrid Arena justo el día en el que muchísimas familias habían decidido visitar el cementerio para recordar a sus seres queridos difuntos. Con apenas 18 o 17 años estas muchachas pusieron fin a una vida que se presentaba llena de proyectos ilusionados. Y llenaron de dolor a la muchísima gente que las quería.


Más cerca de nosotros, ocurren también otras tragedias como la de los jóvenes senderistas que hace también pocos días perdieron la vida en la zona de Tamadaba. Y cada uno vive su propia tragedia con muertes cercanas en la familia o en el círculo de amigos. Cuando ocurre eso, la memoria empieza a trabajar intensamente y se agolpan los buenos recuerdos que te hacen exclamar con emoción:


-Qué buena persona era.


Pero enseguida aparece el aguafiestas de turno que irónicamente dice:


-Qué falsos somos. Claro, una vez que se ha muerto, todo el mundo es bueno.


No, no es cierto, amigo aguafiestas. Lo que sí es cierto es que, la mayoría de la gente, sí que es buena. Pero sólo nos damos cuenta de esa verdad cuando ya no están con nosotros. Porque, cuando andamos por el mismo camino de la vida hacemos problemas de las cosas más pequeñas. Y hay familias y amigos que se enfrentan durante toda una vida por las cosas más tontas y ridículas y sin importancia. Sólo cuando esa persona falta, entonces caen en la cuenta de que su bondad era infinitamente mayor que sus defectos o su malicia.


Por cuestiones de mi trabajo y mi vocación he tenido que escuchar muchísimas veces la tristeza de algunos porque no supieron manifestar su cariño o su perdón o su admiración por la persona fallecida. Sólo cuando dejó de vivir, cayó en la cuenta de lo buena persona que era.


No, no somos falsos cuando hablamos del amigo fallecido y decimos en voz alta lo bueno que era. Lo cierto más bien es que no fuimos justos cuando, estando con vida, no supimos valorar sus virtudes o tuvimos más en cuenta sus defectos.


Al saber de la muerte de estas cuatro jóvenes en Madrid he querido saber qué opinaban de ellas sus amigos.


_ Cristina era una chica muy despierta y cariñosa, siempre dispuesta a ayudar a sus amigos, recordaba entre sollozos su amiga Miranda con la que había coincidido en catequesis.


Rocío, decía emocionada su amiga Laura, obtuvo muy buena nota en Selectividad y estudiaba en la Universidad. “Era muy buena estudiante y muy responsable”.


Katia era muy sociable y divertida, cuenta un amigo. Valoraba la amistad y tenía una gran actitud de servicio. De hecho iba a empezar como voluntaria en Protección Civil.


Belén tiene un hermano sacerdote que, todavía en el hospital, celebró una misa por ella y le impartió el sacramento de la unción de enfermos. Borja dice de su hermana que era una niña de fe, simpática, servicial, sonriente, atenta lo que necesitaban las personas de su alrededor.


Pero no todo el mundo espera a la muerte para hablar bien de alguien o agradecer sus gestos. Begoña, una chica de 20 años, también estaba en el recinto de Madrid Arena. Begoña fue aplastada por la muchedumbre y empezó a sentir que no podía respirar. Afortunadamente para ella, acudió en su ayuda "un chico alto, delgado, moreno, con camiseta gris y sangre en una mano". Después de intentar tranquilizarla, la cogió por debajo de los hombros y haciendo fuerza con su cuerpo, abrió el hueco suficiente para que pudiera respirar. Begoña intentó más tarde localizar al chico para darle las gracias, pero su 'ángel de la guarda' había desaparecido. Su madre, que quiere encontrar al “ángel de la guarda” de su hija y agradecerle personalmente su acción, comentó a un diario: "Estoy impresionada de que gente joven se dedique desinteresadamente a salvar a los demás; pensando que hay jóvenes así, España tiene futuro".


Y uno se impresiona cuando conoce estos hechos. Y se da cuenta de la buena gente que hay alrededor. Dan ganas de decir a todos en vida lo buenos que son. Pero si alguna vez, sea por lo que sea, uno se ha callado las cosas buenas de los amigos, que por lo menos pueda expresarlo después de muerto, sin que ningún aguafiestas lo tenga a mal:


-Qué buenas personas eran Pepe, Rogelio, Manuel, Lolita. Y qué buenas personas eran Belén, Rocío, Cristina, Katia….



www.parroquiasdearinaga.com





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar.