DIARIO DE UN CURA
Una piedra en el camino…

Siempre pensé que no tenía enemigos porque creo que a nadie quiero mal. Sin embargo anoche me hablaron de un enemigo desde hace más de treinta años…cuando estaba yo por O.d G.. Me resulta difícil de aceptar porque, aparte de que no era una decisión mía, la chica era y ha seguido siempre muy cercana y apreciada. Una piedra en el camino.
El inicio de la catequesis en las parroquias siempre trae problemillas por las edades, por los lugares de reunión. Pero a veces la piedra está en el propio zapato. Es más molesta. Así lo vivo cuando es una catequista o una persona con una responsabilidad en el templo quien malinterpreta unas palabras o comenta en sentido negativo. Piedras, piedras o priedricitas, pero molestas. Al fin y al cabo, pequeñeces que se curan con los momentos de gozo: la misa en la residencia, la visita de Paco, Pili y los jóvenes a Ojos de Garza, las palabras de Mario Vega, el diálogo con Mónica o Davinia, el trabajo desinteresado y alegre de la gente de cáritas….
Paulo Coelho, en su libro "Como el río que fluye" escribe en la página 323: "Veo la tormenta que se aproxima. Como todas las tormentas, trae destrucción..., pero al mismo tiempo moja los campos y la sabiduría del cielo desciende con su lluvia. Como todas las tormentas, debe pasar. Cuanto más violenta, más rápida".
Molestan las piedras del camino, pero así valora uno mucho más a los que son sencillos, a los que no guardan rencor, a los que perdonan, a los que animan. Y estos son muchísimos más. Molestan las piedras pero me hace ser más humilde y fortalecer mi esperanza y mi fe. Mientras sea así, que siga habiendo piedras en el camino.
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