viernes, 21 de enero de 2011

CARTA AL VIENTO: EL AÑO Y EL PUEBLO QUE QUEREMOS

CARTA AL VIENTO
EL AÑO Y EL PUEBLO QUE QUEREMOS
   Cada quince días  leo una “carta al viento” en radio Tamaraceite, dentro del programa que hace allí Paco Mira. Alguna vez la publico también en el blog. Me apetece compartir con ustedes la que leeré esta tarde en la radio. Aquí va.

He comenzado este  2011 casi como cada año: Con catarro, con ilusiones, con proyectos nuevos… y con un año más. Y tú me dices, Paco, que te cuente cuáles son mis temores y mis alegrías para este 2011.
       No puedo hablarte de  temores porque, la verdad, gracias a Dios, no suelo vivir ninguna clase  de miedo. En todo caso tengo esperanzas.  Dentro de unos días Radio Tamaraceite cumple 15 años y no sabes cuántos sentimientos  me embargan ante  esta adolescente de la que me siento, junto a otros, un poco  padre.  Me gustaría, claro, que siguiera creciendo y que no le falte salud y que siga contando con  amigos que la arropen, la quieran y la animen. Este año el Gobierno decide qué emisoras pueden continuar emitiendo y cuáles deberán desaparecer. No te quepa la menor duda, Paco, de que uno de mis grandes deseos es que la emisora parroquial  pueda salir airosa de esta prueba y no tenga ninguna dificultad para seguir entrando a los hogares de todas las familias que la han ido adoptando como suya a lo largo de estos 15 años.
            Tengo la esperanza de que en este año haya trabajo para todo el que quiera trabajar. Que haya trabajo y haya alegría. La alegría que da sentirse útil, la alegría que da tener comida en la despensa y posibilidad de disfrutar del descanso, de la naturaleza, del deporte y de la amistad. La alegría de los amigos y de la fe en Dios.
            Y tengo también muchos motivos de gratitud. Es mucha la gente buena con la que uno tiene ocasión de tropezarse en la vida. Los feligreses de las parroquias en las que trabajo  y los amigos y la familia y hasta la gente desconocida que te trata bien, que te escucha, que te sonríe son motivos para uno acabar el día bendiciendo a Dios.
     Hace unos meses, entré en una tienda de Las Palmas. Después de solicitar lo que yo iba buscando me dijo:
-¿Usted se llama Jesús y estuvo en Tamaraceite?
Con extrañeza le dije que sí,  y entonces me aclaró:
- Yo soy oyente de Radio Tamaraceite desde hace muchos años y le he reconocido por la voz. Esta emisora me ha hecho mucho bien, así que déjeme agradecérselo un  poco… con un descuento en su compra.
Salí de la tienda sorprendido, avergonzado, agradecido y pensando cuánto bien se hace anónimamente. Y cuántas cosas buenas se siembran  sin que uno sea consciente de ellas.
¿Que cómo me gustaría que fuera este  2011, Paco?
Pues mira, Paco. Me gustaría ser como la muchacha de la tienda, saber agradecer a todas las personas los pequeños gestos  que se hacen.
Me gustaría ser como esta emisora que, día y noche, está sembrando una buena semilla. A veces las dificultades pueden hacer pensar que el trabajo que se hace en la radio, o en la catequesis o en la liturgia o en Cáritas, o en el colegio no vale para nada. Pero afortunadamente muchas veces encontramos la persona que sabe valorar, que sabe reconocer y agradecer. Lo menos importante es que te hagan un descuento en la compra. Lo que importa es que nos ayudemos a caminar con ilusión, con alegría y con esperanza, con mucha esperanza. Este año 2011 va a ser bueno. Vamos a creerlo.  Se lo voy a desear a todos ustedes con este cuento:
  
Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada del pueblo.
Un día, un joven se le acercó y le preguntó: -Yo nunca he venido por estos lugares. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano le respondió con otra pregunta: -Cómo eran los habitantes de la ciudad de la que vienes?
-Egoístas y malvados, por eso me he sentido contento de haber salido de allí.
-"Así son los habitantes de esta ciudad", le respondió el anciano: Egoístas y malvados.
Un poco después, otro joven se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta: -Voy llegando a este lugar. ¿Cómo son los habitantes de esta ciudad?
El anciano de nuevo le contestó con la misma pregunta: -¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?
-Eran buenos, generosos, hospitalarios y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.
-También los habitantes de esta ciudad son así - respondió el anciano.
           Un hombre que había llevado sus animales a tomar agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó, le dijo al anciano: -¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta hecha por dos personas?

-Mira - le respondió - Cada uno lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo hallará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, encontrará también  aquí amigos leales y fieles. Porque las personas son lo que encuentran en sí mismas; encuentran siempre lo que esperan encontrar
.
-Pues eso, esperemos encontrar un año alegre, bueno, feliz… y lo encontraremos. 

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