martes, 23 de marzo de 2010

PEREGRINACIÓN A GÁLDAR: OTRA OPINIÓN

Jubileo, en Gáldar desde Arinaga.

La CUARESMA comienza el Miércoles de Ceniza, que es el miércoles anterior al primer domingo de Cuaresma. Día en el que se realiza la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior al ser éstos quemados.
Es, la Cuaresma de los Cristianos, los 40 días de preparación para la Pascua de Resurrección y proviene de referencias bíblicas, como el retiro de Jesús, 40 días al desierto, el de Moisés 40 años. Los 40 días que duró el diluvio y otras referencias bíblicas de 4, 40 y 400.
Durante la CUARESMA los cristianos están llamados a reforzar su fe mediante actos de expiación, meditación, rezos y reafirmación de compromisos. Lecturas y pláticas sobre el error, la enmienda y la benignidad, son sus armas. Es tiempo para meditar, para el recogimiento, la discreción, para la confesión y la firmeza.
Y yo comienzo “confesándome”, (tiempo de cuaresma), públicamente que este año 2010 y después de, no sé cuantos, me fue impuesta la ceniza por el sacerdote, don Jesús Vega, el miércoles, día 17 de febrero de 2010, en la Iglesia de Arinaga y a fe que me fueron quemados los errores del año anterior y de otros años. El día 20 caminaba durante más de 4 horas, por el pinar de Inagua, acompañado por más de 40 caminantes. Caminata y sendero anhelado desde hacía más de 40 años.
Y ayer otra vez día 20 del mes después, o sea, Marzo, y a la misma puerta de la Iglesia de Arinaga, volví a subir en una guagua rumbo, esta vez, a Gáldar. Pasados 40 minutos nos apeamos en la rotonda de la Atalaya y sin pérdida de tiempo, nos reunimos frente a un cura que lleva un altavoz de mano. Y comenzamos, con rezos y cantos, más de 40, el camino hacia la iglesia de Gáldar, pasando antes por una ermita existente en la ruta que tiene más de 40 años y desde ésta a la Iglesia Mayor de Gáldar, donde entramos por la Puerta Santa, es Año Jacobeo.
En el camino, en la ermita, en la iglesia, vi a más de 400 personas procedentes de todo el Sureste de Gran Canaria y de todas las edades. Había mujeres, hombres, niñas, niños, abuelos, padres, caminando, en su mayoría, meditativos, pero siempre y en cada momento, en sus rostros se trazaban sonrisas de complicidad.
Allí había reflexión, enmienda y sobretodo benignidad.
Solo se escuchó una leve queja, eso sí, mayoritaria: el camino fue demasiado corto.
A los organizadores y a los participantes muchas felicidades, muchas gracias y hasta la próxima.

Desde Arinaga: Pepe Domínguez.

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