domingo, 3 de enero de 2010

CENA DE LA PARROQUIA

Los agentes de Pastoral de la Parroquia de Cruce de Arinaga (Coro, catequesis, Cáritas, Liturgia...) organizaron una cena con ocasión de la Navidad. Y anoche se reunieron en un local del sur, acompañados por niños y otros miembros de la familia. Entrevistamos a los camareros del restaurante y, en síntesis, dijeron que los comensales comieron mucho, se rieron más y hablaban muy alto, casi gritaban. Y que había una señora que parecía una "Cometa", pues se movía de mesa en mesa organizándolo todo. Un andaluz que vino a pasar las Navidades a Gran Canaria y estaba con su novia en el mismo restaurante afirmó:
-Ozú, no veas todo lo que comían las mozas. Una que llamaban Dahelire y otra Eliza pasaron más de ziete vezes a coger comida. Tuvimos que acelerar para que no nos dejaran sin ná.
Una turista que ayer llegó a Gran Canaria desde Noruega afirmó en un español medio aprendido:
-Son simpatícos hablar todos a la vez y reir mucho.Los niños correr y hacer muchas fotos. Y gustárles los helados. Yo tener que comer una manzana pues no dejaron otra cosa de postre.
Según comentó con preocupación el maitre, al final de la cena se hizo un sorteo de lo más extraño. El ganador de una cesta de Navidad se la llevará cuando pase la Navidad, pero además tendrá que compartirla con el párroco. El ganador de una camiseta con las firmas de los jugadores de la Unión Deportiva Las Palmas se verá obligado a pagar una cena al mismo párroco. Y el premiado con una cena para dos personas se marchó sin saber ni dónde iba a cenar ni quién se la iba a pagar. Son unas personas muy extrañas, declaró a Domingo Martín, locutor de Radio Agüimes Onda Libre que esta madrugada comentó en antena las incidencias.
Además, siguió comentando el maitre (que por otra parte consideramos fue un poco chismoso), al principio otra persona ganó la cesta de navidad y como gritaron ¡tongo, tongo! volvió a repetirse el sorteo. Es más, una niña que resultó ser hija de una catequista, sacó el número correspondiente a la cena y pretendió quedarse con la camiseta.
-Menos mal, concluyó el trabajador del Restaurante, que todos pagaron religiosamente (nunca mejor dicho) lo que consumieron.
A la salida de los comensales, un policía local tuvo que intervenir para solicitar a una tal María Dolores que no gritara, aunque le doliera el pie que parece que le dolía; y a un tal Paco Guedes, músico de profesión, que parara mejor el coche ya que estaba casi en mitad de la carretera. Y a la que llamaban Pimpina que dejara de reírse, que los turistas luego se quejan de no poder dormir.
Total que, según los testigos, la cena resultó un desastre.
Sin embargo los participantes en la cena la consideraron un éxito y dicen que esto hay que repetirlo más veces.
Nosotros, con la objetividad que caracteriza a este blog simplemente dejamos constancia de lo que vimos y escuchamos. Y para muestra, las fotos que ustedes pueden ver y juzgar.

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