domingo, 27 de diciembre de 2009

DIARIO DE UN CURA. Cosas de Navidad...

Una navidad movidita la de este año. Si anoche fue el encuentro de Villancicos, hoy fue el "asaero" de los jóvenes y adolescentes de las dos parroquias. Participaron algo más de treinta. Fue bueno el encuentro de unos y otros que no se conocen y allí estuvieron los animadores: Cristina, Ariel, Pepe y Paco Guedes. Yo estuve a ratitos. Bueno, el suficiente para saborear una chuleta, cantar con ellos unos villancicos, intercambiar unas poquitas palabras con casi todos y estar. Me parece importante estar con ellos, reirme con ellos y pasarlo bien que lo pasé muy bien. El café, en la casa parroquial, con los adultos, sirvió para hablar de la educación de los hijos con ocasión del día de la Familia y sugerir alguna iniciativa para hacer con los jóvenes y también con los mayores.

Llevo algunos días que llueven los buenos momentos, las alegrías. Me siento muy a gusto en la parroquia y no hay ahora mismo ningún conflicto de importancia con ningún grupo ni ninguna persona, todo lo contrario. Lo mismo puedo decir de la relación con el obispo y también con la familia. Recuerdo que mi amigo Felo el de Juana "La Joyeta" (Felosdi) decía, pesimista él: "Me da miedo cuando las cosas van bien, porque eso es presagio de algo malo". Él lo decía muy convencido. Pero claro, eso sería sentirse mal cuando las cosas van mal, y sentirse igual de mal o peor cuando las cosas van bien. No, no pienso así, gracias a Dios, a pesar de mi gran amistad con Felo (q.e.p.d). La Navidad ha sido muy rica en actividades, diálogos, visitas... y hasta en felicitaciones muy originales. Pepe me decía que me pone de titular en su equipo que le apoya y le anima en los malos momentos. Unas niñas de Arinaga me obsequiaron con unos dibujos encantadores; Eli "la pastora" me invitaba a ser pastor (casi nada, ojalá); un niño me regaló una piña de pino pintada a color; Omaira la de antonio me obsequió con un secreto y un buen deseo que guardo con cariño; Inma de Lanzarote me mandó tres piropos; Jose, el monaguillo de Arinaga me trajo una sonrisa nueva y una botella de vino; Habiba y Tinín me felicitaron haciéndome padrino de su hija nacida en Marruecos; y otras muchas felicitaciones que ahora no puedo recordar.

Cómo me gustaría poder decir a mis parroquianos al menos lo mismo que me han dicho los amigos. Y aunque no sé decirlo, lo balbuceo: feeeeliz navidddad. Feliz Año Nuevvvvo

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