Cada día me sigue sorprendiendo. Y estoy contento de que sea así. De que los días no sean iguales y que la rutina no aparque en mi vida. Qué va. Por ejemplo hoy hemos estado a la misma mesa, en la reunión,Fela, Cristina y otras personas de Arinaga. Qué facilidad para retomar el diálogo y el entendimiento. Como hace unos días con Rosario o Germán. Te das cuenta cada día cómo abunda la bondad y las ganas de entendimiento. Resulta gratificante sentir que la noche te envuelve con la alegría de haberte reencontrado con los amigos. Y que es muy difícil estar a mal con alguien. Recuerdo las muchísimas veces que, en Tamaraceite, me despertaba soñando con B. porque nos habíamos distanciado. Una vez que las aguas volvieron a su cauce, y con cuánta paz, despareció de mis sueños porque ahora nos sentimos tan amigos como cuando estábamos por Vecindario.
El sábado fui a ver a Carmita en el Hospital. Esperaba encontrarla mejor y poder hablar con ella. Carmita, a los pocos días de estar en Cruce de Arinaga, se ofreció a plancharme la ropa. Y, aunque de entrada me resistí porque me daba vergüenza dejarle un trabajo que no era para la parroquia sino para mí, me estuvo planchando hasata hace pocos días. Después me he dado cuenta que es una mujer muy querida en el pueblo. En el Hospital estaba con fefi, su hermana, siempre tan cariñosa y servicial. Desde aquí, Señor, de pido por ella. Sé que la estás ayudando. También otra Carmen muy apreciada, Carmen Suárez de Vecindario, me pedía hoy oración y así te lo digo, padre. Hoy, que hace cuatro años de la muerte de mi hermano Rogelio, nos encontramos en misa su mujer, sus hijos y mis hermanos. Con Rogelio y con Miguel he soñado muchísimas veces. Y no me importaría seguir soñando con ellos porque parece que los sigo sintiendo igual de cercanos.
Pero la semana ha dado de sí muchas más alegrías y encuentros. Anoche había vida en la preparación de la tómbola: Paco Guedes, Mensa, Carmelo, Conchi... Mucha buena gente poniendo ilusión en un trabajo a beneficio de los demás. Y ayer con los curas, paco González, José Miguel y Aday, un almuerzo amistosísimo y simpatiquísimo en Guayadeque. No sé si la comida estaba muy buena o no. El encuentro, para repetir. Y Santiago el del Toscón que hizo sus bodas de Oro ekl sábado, engañado por mí y por su hijo. Y Habiba y "Malá" en la fiesta del Cruce...
Sorprende que uno pueda tener tantos momentos que le gustaría mantener siempre vivos.
Y sin embargo, tengo la sensasión de agobio. Se acercan muchas fechas (fiestas, confirmaciones, vigilia, navidad...) que parece que te ponen en constante tensión. También es verdad que, cuando las obligaciones no me exigen, yo me busco otras. Creo que no nací para estar quieto, aunque a veces me digo que tengo ganas de algunos días sin nada que hacer. Pero me aburriría.
Y mi debilidad, la gente más joven. Me sentiría muy mal si en la parroquia no contara con chicos y chicas con quienes compartir algo, darles bromas y recibir todo lo bueno que ellos transmiten. Están las chicas que me acompañan en la radio y Ponte en Marcha, y algunos más. Ellos son mi motor. Los necesito y, gracias a Dios, cuento con ellos. Que Dios sea bendito por las sorpresas de cada día, por esos rayitos que van iluminando cada jornada. Gracias, amigos parroquianos que endulzan la vida de este cura, por ejemplo.
El sábado fui a ver a Carmita en el Hospital. Esperaba encontrarla mejor y poder hablar con ella. Carmita, a los pocos días de estar en Cruce de Arinaga, se ofreció a plancharme la ropa. Y, aunque de entrada me resistí porque me daba vergüenza dejarle un trabajo que no era para la parroquia sino para mí, me estuvo planchando hasata hace pocos días. Después me he dado cuenta que es una mujer muy querida en el pueblo. En el Hospital estaba con fefi, su hermana, siempre tan cariñosa y servicial. Desde aquí, Señor, de pido por ella. Sé que la estás ayudando. También otra Carmen muy apreciada, Carmen Suárez de Vecindario, me pedía hoy oración y así te lo digo, padre. Hoy, que hace cuatro años de la muerte de mi hermano Rogelio, nos encontramos en misa su mujer, sus hijos y mis hermanos. Con Rogelio y con Miguel he soñado muchísimas veces. Y no me importaría seguir soñando con ellos porque parece que los sigo sintiendo igual de cercanos.
Pero la semana ha dado de sí muchas más alegrías y encuentros. Anoche había vida en la preparación de la tómbola: Paco Guedes, Mensa, Carmelo, Conchi... Mucha buena gente poniendo ilusión en un trabajo a beneficio de los demás. Y ayer con los curas, paco González, José Miguel y Aday, un almuerzo amistosísimo y simpatiquísimo en Guayadeque. No sé si la comida estaba muy buena o no. El encuentro, para repetir. Y Santiago el del Toscón que hizo sus bodas de Oro ekl sábado, engañado por mí y por su hijo. Y Habiba y "Malá" en la fiesta del Cruce...
Sorprende que uno pueda tener tantos momentos que le gustaría mantener siempre vivos.
Y sin embargo, tengo la sensasión de agobio. Se acercan muchas fechas (fiestas, confirmaciones, vigilia, navidad...) que parece que te ponen en constante tensión. También es verdad que, cuando las obligaciones no me exigen, yo me busco otras. Creo que no nací para estar quieto, aunque a veces me digo que tengo ganas de algunos días sin nada que hacer. Pero me aburriría.
Y mi debilidad, la gente más joven. Me sentiría muy mal si en la parroquia no contara con chicos y chicas con quienes compartir algo, darles bromas y recibir todo lo bueno que ellos transmiten. Están las chicas que me acompañan en la radio y Ponte en Marcha, y algunos más. Ellos son mi motor. Los necesito y, gracias a Dios, cuento con ellos. Que Dios sea bendito por las sorpresas de cada día, por esos rayitos que van iluminando cada jornada. Gracias, amigos parroquianos que endulzan la vida de este cura, por ejemplo.
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