Escribe Paco Mira
HOMENAJES: NO TODO SE COMPRA O SE VENDE
Estamos en el mes de mayo: mes de María, mes de las flores, mes
de la cruz en el dintel de las puertas de casa, día de la madre, feria de
Sevilla.... quizás podríamos seguir enumerando: ¡cuántas cosas en apenas un
mes! Recuerdo que en una Iglesia,
"muy mona ella" (al templo me refiero), de esas iglesias que hasta
cuando respiras es arte, había un Cristo que por lo visto era una talla de las
que merece la pena ser visitada. Y al lado había un cirio enorme que todo el
año estaba encendido (quizás no fuese muy litúrgico). Cuando los turistas
entraban con el guía se detenían en la imagen del Cristo, hasta que un día se
encontraron con el párroco de la citada iglesia y les decía que lo importante
no era la cruz, aunque sí necesaria. La cruz era el paso previo para que el
cirio siempre estuviera encendido. La vida siempre vence a la muerte.
Este fin de semana (como desde hace
muchos años) me da la impresión de que nos venden a nuestra madre. Digo que nos
venden porque probablemente nosotros hemos querido entrar en el juego de
comprar y vender para agasajar a mamá. Y creo que hay cosas que no tienen
precio, creo que hay cosas que ni se compran ni se venden y menos el ser mismo
de una madre. La vida, como la llama del cirio, se regala. La vida no es fácil,
la vida no siempre tiene una buena cara, la vida tiene sus cruces, pero merece
la pena que se viva de la mejor manera posible.
El trabajo de una madre en casa, el
amor con que mamá hace las cosas en casa- seguro que se equivocará en más de
una ocasión, pero probablemente no lo haga a propósito- , las noches que mamá
se ha quedado sin dormir porque a los demás no les ha ido bien el día; las
noches en las que mamá se ha quedado en vela por los hijos (fiebre, malestar,
dolores....); las madres corajes que hacen que las cosas salgan adelante a
pesar de las dificultades; esas planchas, esas lavadoras, esos almuerzos que
sin ir a los programas de televisión no los supera ningún chef y son los
mejores del mundo... Les digo que eso no se compra ni se vende.
Hoy quiero hacer un homenaje a todas
las madres: a las presentes y a las que ya se fueron pero que quedan y quedarán
en la memoria resucitada de todos y cada uno de nosotros. Quiero hacer un
homenaje a las que en vida se han equivocado o no han tomado decisiones
acertadas; un homenaje a las que ríen, pero también a las que lloran con
frecuencia. A todas y cada una de ellas decirles que su labor innegable no
tiene precio por mucho que las grandes superficies nos lo quieran hacer ver.
El evangelio de este fin de semana nos
va a decir que Jesús conoce a todos y cada uno de sus hermanos y que Dios, como
María, a todos y cada uno de sus hijos. Nos llama a todos y cada uno por
nuestro nombre; no deja que nos perdamos ni un solo momento. ¡ qué hermoso es
pensar en la seguridad de un pastor que te cuida y te mima o qué maravilloso es
pensar en que una madre te da la seguridad suficiente para poder ir confiado en
la vida!.
Es curioso que el evangelio termina
diciendo "he venido para que tengan
vida y vida abundante". Gracias al pastor las ovejas no tienen miedo y
tienen larga vida. Gracias a una madre que da su vida para que nosotros, como
hijos, también tengamos vida. Desde el propio momento de la concepción nuestras
madres ya nos están dando vida. María dio su vida, dio su sí incondicional a un
proyecto del que no sabía nada y que probablemente tendría hasta miedo.
¡Cuántas de nuestras madres han dudado de nuestro embarazo!, sin embargo la
ilusión y las ganas de un proyecto por descubrir les ha hecho tirar para
adelante.
Amigos, hagámosle un homenaje a
nuestras madres, pero no compremos ni vendamos su imagen. Ellas son mucho más
que una moneda de cambio.
Feliz Pascua.
Hasta la próxima
Hasta la próxima
Paco Mira
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