jueves, 4 de mayo de 2017

POESÍA

DIARIO DE UN CURA

POESÍA

Cada noche, antes de dormir, necesito una oración y una poesía. Y al amanecer igual. Si me falta la oración, los días se llenan de trompicones. Falta  paciencia y sobra desánimo. Y si no hay poesía, todo se materializa, sólo se valora lo que se toca, lo que puede medirse en euros o en poder.  Lo bueno es que la oración es también poesía. Los cristianos tenemos la suerte de trabajar para un poeta llamado Dios.  Por eso vivimos con  sueños y utopías. Y se valoran los sentimientos, la belleza,  el amor, lo no tangible. También es cierto que, como todos,    tenemos la tentación de quitar de nuestra vida los versos. Porque no son “rentables”,  porque no  tienen valor en el mercado habitual. Como si sólo hubiera que buscar resultados materiales. No es así. Necesitamos la liturgia, el incienso, la música, la ternura, la sonrisa, la espiritualidad. Todos los días necesitamos comer. Pero también todos los días necesitamos alimentar nuestro espíritu. Raimundo es un mendigo que pide en las calles de Brasil.  Y a quien le da una limosna para poder comer,  él le regala unos versos suyos, para que se alimente espiritualmente.  No sabemos quién es el que da más.  Los dos son necesarios.

Estamos en el mes de mayo. Y quiero que la primera comunión de los niños sea lo que siempre debió ser. Alimento espiritual. Que los jóvenes que se confirman descubran a través de todos los ritos  que el Espíritu de Dios está en ellos. Que sigamos amando y acudiendo  a la Virgen “con flores a maría que Madre nuestra es”. Hoy necesito celebrar la llegada de mayo con una oración y unos versos. Que nunca nos falte.


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