La clave de la felicidad
del padre Gonzalo Gallo
ex sacerdote colombiano
(Entrevista publicada en EL
PAIS.COM el año 2010)
La madre Teresa de Calcuta, uno de
sus personajes preferidos, le dijo en una ocasión a Gonzalo Gallo González que
él era como un lapicito con el que Dios escribe.
La famosa religiosa no se equivocó,
pues al hombre de las tres G, cual lapicito, aún le queda mucha mina para
continuar escribiendo y cumpliendo con la misión, que él ha reconocido, tiene
en la vida: seguir siendo un instrumento de Dios para hacer el bien.
No importa que hace ya nueve años
haya colgado la sotana. Su sensibilidad, su preocupación por esa sed espiritual
y de fe de la gente continúan intactas como cuando era el muy popular padre
Gallo, de la Iglesia de El Templete.
Por eso, aunque ahora evita tanta
figuración, aspecto por el que le llovieron críticas cuando era sacerdote -pues
se decía, aparecía hasta en la sopa-, sigue usando los medios de comunicación
masivos para propagar sus mensajes motivadores, de optimismo, de perdón, de
reflexión sobre la muerte, el espíritu y otros aspectos.
Recientemente, el autor de la
legendaria columna Oasis, se dedicó a escribir ‘Claves espirituales para ser
feliz’, una obra en la que regala herramientas para que las personas se
fortalezcan interiormente y mejoren su calidad de vida.
Su labor como escritor se ha visto
compensada, pues como asegura su amiga la psicóloga y columnista Gloria
Hurtado, sus libros se venden como pan caliente. Eso sí, él generalmente los
edita y distribuye porque en Colombia, con las editoriales, publicar un libro
no resulta buen negocio para un escritor.
Sin creerse mejor ni maestro de
nadie lo que más lo enorgullece es saber que las obras que ha escrito le llegan
a mucha gente de muchas religiones.
A este consumado lector que es poco
televidente, en la pantalla chica tampoco le va nada mal. Ginnette Fuentes,
asistente de dirección de Muy Buenos Días, lo corrobora.
Él tiene ocho años con nosotros,
desde que comenzó el programa y le ha ido muy bien. La gente lo quiere
muchísimo, es una persona que aporta mucho, desde el punto de vista intelectual
y espiritual, dice Fuentes. “Tiene la palabra precisa en el momento perfecto,
transmite paz, tranquilidad, sus palabras tocan a los televidentes. Es una cosa
de otro mundo, está por encima del bien y del mal”, argumenta una entusiasta
Ginnette.
Sin embargo, en una de las
actividades en las que más se ha destacado este ex carmelita descalzo de 62
años es como conferencista. Él, que llena recintos y hasta estadios (como lo
hizo en noviembre de 1998 junto al motivador mexicano Carlos Cuauhtémoc Sánchez
en el Pascual Guerrero), está considerado como uno de los conferencistas más
cotizados del país, tanto que por una charla puede cobrar cinco millones de
pesos.
Pero él, “desapegado al dinero y a
las cosas materiales”, como lo describe Judith Levy, su ex asistente de
producción en el desaparecido programa de Tv. Oasis, no se encarga de hacer
ningún tipo de contratos por sus charlas, esa tarea la cumple Leda, su
secretaria, pues como dice Gloria H., si por él fuera, terminaría haciéndolas
gratis.
La gente se molesta porque tener a
Gonzalo como conferencista resulta costoso, entonces quiere que regale las
conferencias siempre a nombre de Dios y del amor, comenta Gloria H. , “pero hay
que comprender que él no lo puede regalar todo, porque entonces, ¿de qué
vive?”.
Gracias a sus múltiples frentes de
trabajo, hoy el padre Gallo -aún hoy así lo llama mucha gente por respeto y
costumbre- puede vivir sin apuros económicos, en una casa muy linda en Pance
como la soñaba tener, con jardines, rodeado de naturaleza, oyendo el canto de
los pájaros, el ruido del agua. Eso sí, sin lujos, con pocas cosas, como luce
la oficina que tiene en Multicentro.
Aunque la prensa lo ha casado en
varias oportunidades -en una ocasión con una de sus amigas del alma y en otra
con una alemana- y mucha gente adujo que su retiro del sacerdocio se debía a
una mujer, la verdad es que el líder espiritual Gonzalo Gallo vive solo, sin
una mujer a su lado y no es porque ellas no le gusten, simplemente porque es un
hombre que valora y ama mucho su libertad e independencia.
Sin embargo, siempre se ha mostrado
admirador del género femenino y ha dicho en repetidas oportunidades, que lo
seduce una mujer noble, bondadosa, transparente, decidida, con coraje, que tome
riesgos, que sea líder. “Esa mujer típica, sumisa, femenina, así, delicada, no
me mueve la aguja. Hay un nuevo rol de la mujer y creo que uno necesita al lado
no una muñequita para mostrar sino una compañera de camino que lo enriquezca y
que los dos estén creciendo con todos los problemas y desafíos que significa
convivir”.
Con ese gran sentido del humor, que
le es tan propio, bromea con su escogencia de pareja: “Lo último que buscaría
para casarme sería una afganistana tapada con la burka”.
Rebelde confeso
El padre Gallo quería explicar el
contenido de su nueva obra, ‘Claves espiritules para ser feliz’, pero terminó
hablando de lo divino... y lo humano.
En qué consiste este nuevo libro, ¿es otro más de recetas mágicas?
No son claves mágicas, ni recetas
para ser feliz. El que crea que leyó el libro y encontró la receta mágica para
ser feliz está en un mundo quimérico, porque la felicidad se logra con entrega,
con trabajo. Lo que sí creo es que este libro da herramientas prácticas que
ayudan a mejorar la relación con Dios, con uno mismo y con los demás. Escogimos
20 temas muy bien seleccionados. Por ejemplo, la gente va a aprender a orar.
¿Cuál es la diferencia entre orar, rezar y meditar?
Rezar es recitar fórmulas, pero orar
es dialogar con Dios, y puede hacerse en silencio, con música, con la
naturaleza, con el corazón... La meditación es un ejercicio de no hacer nada,
no mente, no imaginación, es un estado de quietud interior y la gente lo logra
con un mantra, por ejemplo los católicos pueden lograrlo repitiendo “Jesús”,
“Jesús”. No hacen falta posiciones raras, o técnicas, o ser vegetariano como
dice la gente. Puede que sirva, pero entre más simple, mejor.
¿Por qué creyó importante dedicarle un capítulo al “niño interior”?
Porque en el fondo de nosotros vive
un niño que de pronto no fue deseado. De cada tres niños que nacen en Colombia,
uno no fue programado, y así ya arrancamos mal con ese niño. Luego, hay miedo
en la mamá porque el papá los dejó, o se murió; de cada tres niños que nacen en
colombia, uno nunca sabrá quién es su papá. La violencia de Colombia arranca
desde el embarazo, nacen niños heridos en el subconsciente. Hay que sanar el
maltrato, el abuso. Si cada cual libera esas emociones tóxicas de su niño
interior, todo en su vida se empieza a ordenar.
Usted acompaña a muchas personas en el proceso de ‘bienmorir’. ¿Qué ha
aprendido sobre la enfermedad?
La enfermedad es una amiga, una
maestra que te dice: o cambias o te mueres; o cambias o te paralizas, porque
lamentablemente los seres humanos aprendemos cuando estamos con el agua al
cuello. ¿Cuándo me vuelvo más amoroso? Con un cáncer. ¿Cuándo dejo de trabajar
tanto? Con un tumor. ¿Cuándo comparto más con los hijos? Cuando me acaban de
decir que voy a morir. No debería ser así, pero nosotros mismos lo escogemos.
También habla sobre espiritualidad para niños y jóvenes. ¿Cuál es el
principal error que cometen los padres?
Los niños de hoy son muy
espirituales, pero les oscurecemos el corazón. Cuando he trabajado con familias
en duelo, siempre les repito mucho: no le digan al niño que Dios se llevó al
abuelo, no les digan que Dios se llevó al papá, porque van a pelear con Él.
Dios no se lleva a nadie, sino que hay un momento para partir. Es terrible
cuando les dicen “Si no te comes la comida, el Niño Dios va a llorar”, o “Si no
obedeces, Jesús se pone bravo”. Ese tipo de lenguaje es horroroso para los
niños, pero cuando les enseñamos el Dios amor, el Dios perdón, el Dios padre,
todo cambia.
Y da consejos para la vida en pareja...
El amor es espiritual, viene de
Dios. Si una pareja no tiene a Dios en su vida, ese amor se marchita o es muy
frágil. A las parejitas les enseño a orar encendiendo velitas, a tener momentos
de reflexión juntos, les enseño a convertir su casa en un santuario. La
espiritualidad compartida los saca de cualquier precipicio y les impide ir
hacia él.
Y usted, ¿se enamoró siendo cura?
De cada diez curas que se ordenan,
nueve se salen para casarse, y el otro de pronto porque hay cosas en las que
está en desacuerdo. Ese fue mi caso, no me salí para casarme, me salí por
desacuerdos estructurales. Así que dije: mejor me hago a un lado por el bien de
la Iglesia, por mi bien y el de los creyentes. De eso hace 10 años y no me
arrepiento de mi vida sacerdotal, la pasé feliz, los que sufrieron conmigo
fueron los obispos por mi manera de actuar.
¿Cuántas canas les sacó a los obispos?
Si haces una misa aburrida, el
obispo no te llama. Si la haces renovada, el obispo te llama al orden. En el
Templete, en Semana Santa, apagábamos la luz en plena misa, poníamos música
relajante, orábamos, cantábamos y hacíamos un examen de conciencia para todos
los fieles, en lugar de confesiones. Yo la llamaba “amnistía espiritual”
(risas), pero para el obispo eso era muy complicado...
¿Qué es lo más difícil del sacerdocio?
El sacerdote lleva una vida muy
solitaria, muy difícil. La gente lo critica, no le perdona nada, le falta el
afecto, la sexualidad. Si los rabinos son excelentes rabinos casándose, y
algunos pastores son maravillosos casándose, ¿por qué negarles a los curas esa
posibilidad? A la gente le hace daño que la Iglesia no permita el celibato
opcional, a pesar de tantos escándalos que hieren el alma. Yo creo que la
Iglesia puede cambiar esa regla sin que la fe se pierda. ¿Por qué no se dan
cuenta que San Pedro era casado, y que los curas tuvieron hijos hasta el Siglo
XV? La jerarquía de la Iglesia está encerrada en sus dogmas.
¿Se considera un crítico de la Iglesia?
Yo para nada hablo mal de la
Iglesia, creo que tiene que cambiar muchas cosas, conectar más con la gente, ir
a la esencia de la fe, que es el amor. Lo demás es negociable, no tiene
importancia si la Virgen concibió o no concibió, si Jesús tenía hermanos o no,
es irrelevante, lo que importa es lo que él dijo: mi único mandamiento es el
amor. Pero entonces comenzamos: amor, pero yendo a misa; amor, pero tapándose
la cara; amor, pero quitándole el clítoris a la mujer; amor, pero sin comer
vacas, y nos llenamos de prohibiciones y de normas cuando todo es tan simple.
¿Algún día cambiará la Iglesia?
A los papas les es muy difícil
cambiar, porque están dentro de una estructura muy conservadora. Un cura
innovador nunca llega a obispo, y para ser arzobispo hay que ser aún más
sumiso; para ser cardenal, ni se diga; y como papa, hay que ser enemigo del
cambio.
¿Qué sacerdote lo sigue inspirando?
Hay muchos sacerdotes excelentes. Yo
admiro al padre Walker, el alemán, de los barrios El Vergel y El Retiro. Venir
de Alemania, donde tenía todas las comodidades, para trabajar en la total miseria
y dar la vida allí... Incluso intentaron matarlo, y seguir allí... eso me
parece un ejemplo total de entrega.
¿Qué pregunta no resuelve en su libro?
Si me preguntaras si soy católico yo
no te respondería. Porque, simplemente, no me interesa la respuesta a esa
pregunta. Yo no sé si soy católico o no católico, cristiano o no cristiano, ni
me interesa ser liberal o conservador, paisa o valluno. Mi país es el Universo;
mi religión, el amor; mi partido, ninguno. La mía es una actitud de libertad,
pero valorando lo bueno que tiene cada credo.
Sígamne los buenos
De este antioqueño que se crió en
medio de estrecheces económicas; que de joven le encantaba estudiar en el
cementerio y se inclinaba por seguir la carrera de medicina, muchísimos caleños
guardan los mejores recuerdos como líder religioso y social.
El agente de seguros Sergio Olano
Henao, quien trabajó más de doce años junto a Gallo en la Pastoral Social de El
Templete, es uno de ellos.
Él recuerda desde la forma como
Gallo celebraba las misas de una manera diferente: cantando, con guitarra en
mano, con homilías no tradicionales sino aplicadas a la vida diaria; cómo se
fue convirtiendo en una especie de ídolo en El Templete a tal punto que la
gente se devolvía sino era él quien iba a oficiar la misa; hasta su legado de
grupos juveniles, universitarios con proyección social; la institución de la
misa especial para los niños, e incluso, las obras que apoyaba en Aguablanca
como la de Fulim (para ayudar a discapacitados) o su colaboración a jovencitas
madres solteras.
“Los domingos, se iba a la ciclovía
a montar bicicleta o en los patines y los jóvenes lo seguíamos. Teníamos paseos
al río Pance 40, 50 muchachos y hacíamos deporte allá y salíamos corriendo para
la misa de 6:00 p.m. Su forma de hablar, de expresarse, de unir a la gente
creaba una cultura. Lo que él pidiera, en lo que él hacía, la gente lo seguía”.
Por eso fueron multitudinarias las
marchas, las misas, las vigilias a las que él convocaba para orar por la
liberación de los secuestrados de La María o del Kilómetro 18, actividades que,
junto a los fuertes tirones de oreja que le daba a la guerrilla, provocó que
fuera amenazado de muerte en 2001.
Ha sido tanto su liderazgo en Cali,
que siendo sacerdote, fue tentado a ser alcalde de la ciudad en 1997. Los
cantos de sirena no lo entusiasmaron. Y como dijo un ciudadano que lo conoce
muy bien, “gracias a Dios no aceptó, porque hubiera terminado con esta ciudad.
Él es un líder de masas mas no un líder administrativo, le cuesta trabajo
dirigir, mandar. Él es un creador de ideas, produce tantas, que necesita que
otros se las materialicen”.
Austero, no es ávido por comprar
ropa, relojes o celulares de marca. De los pocos lujos que se da es viajar.
Hoy, este hombre un tanto vanidoso que se tintura el cabello, está en Egipto,
alimentando su mente y su alma, pues como asegura, la vida es un constante
aprendizaje.
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