martes, 13 de abril de 2010

DIARIO DE UN CURA

De la familia y los amigos
Los lunes son días que dedico unas horas a la familia. Por la tarde nos reunimos los hermanos en El Burrero y yo lo paso muy bien. Hace tiempo, en mis primeros años de cura, recuerdo que yo no valoraba tanto compartir con mi familia. Lo consideraba casi un tiempo perdido, pues todo lo que dedicaba a la parroquia me parecía poco. No es que haya cambiado mucho mi pensamiento, pero ahora considero necesario ese espacio distinto, relajado, de estar con los hermanos, hablar, ponernos al día, jugar a la baraja…  Es como un respiro en la tarea habitual.
     Lo mismo digo con respecto a los amigos. Cuando uno deja una parroquia necesariamente tiene que cortar con muchas cosas, pero siempre va quedando un pequeño grupo con el que sigues manteniendo una buena relación. Los fines de semana por la noche suelo quedar con amigos de Tamaraceite o Vecindario sobre todo. Cenar juntos, dialogar, ponernos al día de las novedades de cada sitio, todo eso ayuda a sentirte más persona.
     Este sábado me tocó compartir con dos parejas amigas de Tamaraceite: Marta y Jose y Elva y Tino. Nos fuimos a cenar a Agüimes y allí comentamos de todo: el embarazo de Marta, la próxima boda de Tino y Elva, la página web de la parroquia, el grupo de solidaridad... Luego vino el domingo con toda la alegría pascual y las celebraciones de la misa en La Goleta y en las iglesias parroquiales. Escribí a Augustín, el cura polaco amigo para solidarizarme con él en este momento que Polonia sufre por el accidente aéreo en el que murieron noventa y pico personas, entre ellas el Presidente del país. En Playa de Arinaga comenté con María y Fefina los acontecimientos en torno a la Semana Santa. Me vinieron a visitar Juani Gil de Piletas, Mari, Rafael, Carmelo de Tamaraceite, Luci de Vecindario. Y con mis sobrinos, que son nada menos que 32,  he mantenido un diálogo conjunto a través de Internet. Un diálogo lleno de bromas que, por meterme yo con ellos, soy quien más “palos “ recibe.
 Bueno, pues con un fin y principio de semana tan relacionado con amigos y familiares, los días que siguen de la semana se presentan animados, con ganas de comerse uno el mundo. El tiempo se hace cortísimo y, aunque casi todas las horas del día las tenga uno ocupadas en las variadas tareas parroquiales, lo hace uno con mucha alegría. Lo bueno de cada día en la parroquia es que termina uno cansado pero muy lleno. Espero que así continúe la semana y que pueda seguir compartiendo la Pascua con los queridos feligreses de Arinaga y Cruce de Arinaga. 

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