DIARIO DE UN CURA
UNA FAMILIA RUMANA
La casa parroquial en
donde vivo huele a frescura, a hogar.
Esta semana comparto
vivienda con una familia de rumanos: Un matrimonio, -Nely
y Ion- y su hija Alexia que ahora tiene
12 años. Están unos días de paso y estoy
encantado de vivir con ellos. En esto me parezco a bastantes familias que
en estos días han estado compartiendo con niños y niñas venidos de otros países
en intercambio escolar. Por ejemplo Liliana, una vecina, me contaba, muy satisfecha, que le tocó convivir con una chica alemana
muy educada y amable y que sintió muchísimo
que se marchara.
Lo
mío no es un intercambio escolar, por supuesto, pero se parece. Conocí a Nely
hace años en circunstancias muy distintas por esas casualidades que la vida nos
ofrece y que uno se niega a llamarle
sólo casualidad. En aquella ocasión estaba únicamente ella y se alojó en la parroquia de
Tamaraceite. Y más tarde, con otros
amigos, -Maxi, Nancy e Isa- estuvimos en
su casa de Rumanía y nos trataron
inmejorablemente. Ahora, con su marido y con la niña y el cambio de situación,
la visita es más agradable. Reímos mucho aunque
la comunicación es difícil por la diferencia de idiomas. A veces tenemos
que andar buscando distintos sinónimos
para referirnos a una misma palabra. O
gesticular extrañamente. O hablar como
los indios de las películas usando sólo los infinitivos. Nos da risa pero hay
comunicación y muchos muchos gestos de afecto y
de comprensión.
Me gusta vivir en familia. Y me gusta
disfrutar la riqueza de la variedad de idiomas, culturas, edades, gustos y
formas de pensar. A veces pienso que los curas tendríamos que vivir
habitualmente en familia. Con la propia, o con otra. Y me resulta curioso que
la Iglesia, probablemente la institución que
más hincapié hace en la defensa de la
Familia, tenga a la mayoría de sus representantes viviendo sin
ella. Estoy contento de estos pocos días
de convivencia familiar. Un aire nuevo ha entrado en esta casa parroquial de la
mano de una niña, Alexia, y de dos buenos amigos, Ion y Nely que seguramente
Dios quiso poner en mi camino. Una bonita familia rumana.
ALGUNAS FOTOS:
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