sábado, 9 de diciembre de 2017

Escribe Paco Mira


ESPERANZA TAMBIÉN
SE ESCRIBE COMO JOC

            ¡Es lo que tiene la esperanza: la posibilidad de segundas oportunidades!. Probablemente si viviéramos en situación de provisionalidad dentro de la esperanza, seguro que las oportunidades de aparecer de nuevo, de tener nuevos retos, de tener nuevas probabilidades... nos harían vivir mejor las situaciones por las que la vida en determinados momentos nos oferta.

         Eso es el Adviento: la posibilidad de poder volver a empezar, de allanar lo escabroso, de enderezar lo torcido... de preparar el camino al Señor. ¡ Cuántas veces pensamos y decimos: "si volviera a nacer..." y es curioso como Dios, como cualquier Padre, siente la necesidad de volver a invitar a sus hijos a comenzar de nuevo, a no decirles que el tiempo se ha acabado, sino que el tiempo que vivimos es el que nos toca y hay que aprovecharlo.

         Esta semana la Palabra de Dios nos invita a hacer nuestra una nueva actitud que se suma a la de la vigilancia del domingo anterior, preparar los caminos para el Señor que viene. Ésta, que es una actitud más activa, la podríamos desarrollar en dos ámbitos distintos pero complementarios: primero, a nivel comunitario, al construir entre todas y todos las condiciones de posibilidad para que este mundo se parezca más al mundo soñado por Dios en la primera hora de la humanidad. Segundo, a nivel personal, cuando reconocemos con humildad que hay aspectos de nuestra vida que nos gustaría cambiar pues son obstáculos que impiden que Dios nos habite plenamente y que sea su modo de proceder, sus criterios y sus valores los que den sentido y forma a lo que somos y hacemos. Quisiera invitaros a centrar la reflexión sobre este segundo nivel que, a la postre, se convertirá en punto de partida para el primero. A modo de ejemplo, si en nuestros corazones no hemos hecho espacio para el valor de la justicia, ¿cómo podremos ser constructores de un mundo justo?.

         Probablemente es lo que la JOC estuvo haciendo este fin de semana larguísimo en Gran Canaria. Las Juventudes Obreras Cristianas son las oportunidades que la vida nos ofrece de que el Adviento todavía, en el siglo XXI, sigue siendo posible; La JOC es la realidad concreta de que la esperanza en la Iglesia no está agotada y que todavía sigue siendo posible; La JOC es la realidad más concreta que todavía hay jóvenes que sienten y creen que la utopía del Reino sigue siendo posible.

         La JOC es la realidad patente que ya anunciaba Isaías ochocientos años antes de un tal Jesús de Nazaret: que hay que allanar los senderos y enderezar lo escabroso. Las Juventudes obreras, en su realidad cotidiana, son la prueba real y fehaciente de que el reino de Dios es posible en un mundo donde la realidad espiritual no es lo más abundante.      

         En este Adviento podríamos iniciar un camino de salida de nuestro propio amor, querer e interés  e implicarnos afectiva y efectivamente en la vida de los otros. Cuando damos cabida al nosotros, a los rostros y las historias de las personas con las que estamos llamados a construir el reinado de Dios, aquí y ahora, es posible que el cielo nuevo y la tierra nueva que nos dice la carta de Pedro sean, más allá de un anuncio de los bienes futuros, una realidad que alienta nuestra espera.

          Muchos de nosotros podemos tener la tentación de vivir como surfistas, de pensar que en el disfrutar las sensaciones fuertes que nos genera el estar en la cresta de la ola es suficiente para tener un horizonte de felicidad. Esta tentación puede llevarnos a vivir preocupados solamente por el gozo y el placer efímero, por los logros a corto plazo, por vivir el día a día sin preocuparnos e interesarnos por un mañana mejor para todos. Hay vida más allá de la Liga de Fútbol y de los Reality show con las que nos estamos anestesiando.

         En este Adviento podríamos atrevernos a bucear e implicarnos en las transformaciones hondas, tanto a nivel personal como comunitario, que nos demanda el proyecto de Jesús. La complejidad de la actual situación mundial: guerras, hambre, fundamentalismos violentos, corrupción, paro, etc., no se puede solucionar con medidas superficiales, requiere de personas que sean capaces de escrutar las causas estructurales y que se atrevan a proponer alternativas, aunque éstas no gocen del favor popular. ¡Qué bueno sería cambiar la tabla del surf por el oxígeno del evangelio que nos permite entrar en contacto con la profundidad de la vida!. Estoy seguro que la JOC lo está intentando. Felicidades por ello.

         Hasta la próxima.          

         Paco Mira

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