¡EL 155! Y EL DOMUND
Les voy a decir que no
pienso hablar ni de números primos, ni de ecuaciones de segundo grado ni de
tantos por ciento. Tampoco quiero hablar de matemáticas, entre otras cosas
porque nunca fueron mi fuerte, probablemente porque nunca he tenido un profesor
que me hiciera saborear, gustar y disfrutar de una asignatura que se me antoja
que hoy es fundamental en muchos de los aspectos, hasta para que nos paguen la
cláusula del suelo los que hicieron una hipoteca de su casa.
Pero estarán de acuerdo conmigo, que hay
números que nada más verlos nos transportan hacia momentos, lugares, personas,
hechos… que en algún momento pueden marcar o han marcado nuestra vida: si les
hablo del 15 probablemente nos transporte a la niña bonita; Si les hablo del
22, pues lógicamente nos hablará de los dos patitos y así sucesivamente. Hasta
diría que es entretenido.
Pero ¿si les hablo del 155?. Pues
probablemente les pase como a mí con las matemáticas: si uno nace negado a la
asignatura, pues ahí queda… y si el 155 es un número que significa amenaza,
miedo, denuncia… se nos quedará grabado para toda la vida por el significado
con el que lo hemos empleado. No me gustaría que eso sucediera: me gustaría que
hubiese 155 razones para haber diálogo y conversaciones; me gustaría que
hubiese 155 razones y más para los besos y los abrazos; me gustaría que hubiese
155 razones y más para silencios y escuchas en un mundo amenazado por los
ruidos que nos impiden escuchar al que tenemos al lado.
Este fin de semana celebramos el Domund.
Antiguamente era el día de las misiones y quizás lo siga siendo hoy en día.
Pero claro, como dice el lema de este año, hay que ser valientes para ser
misioneros. Como valiente hay que ser para hablar del 155, como valiente hay
que ser para dar testimonio de nuestra fe en los tiempos que corremos. Como
valiente hay que ser para dar testimonio y no esconderse de que la fe merece la
pena.
El evangelio de este fin de semana nos
pide que tengamos una mirada profunda, que no juzguemos por apariencias. A
veces en las situaciones reales de la vida (social, política, cultural,
familiar….) juzgamos demasiado fácil y nos apuntamos al coro de los que
condenan o absuelven sin escuchar a las partes implicadas.
El evangelio, nuestro evangelio, tiene
que estar por encima de partidos y de ideologías. No lo convirtamos en un arma
para atacar a los contrarios ni en un escudo para cubrir nuestros propios
intereses. El evangelio nos tiene que llevar a evitar que nuestras opiniones
sean manipuladas o usadas en favor de intereses particulares o partidistas.
“Pagar al César lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios”. El evangelio se propone pero no se impone. Hoy
los cristianos hemos de respetar las leyes consensuadas por las sociedades
modernas y democráticas, pero también y desde la valentía que nos da el saber
que el mensaje de Jesús merece la pena, hemos de ponerlo como alternativa
humanizadora y liberadora. Si al respeto por la autonomía de los procesos
sociales le sumamos la libertad interior y la mirada profunda del Evangelio
surge una ecuación maravillosa para que los discípulos de Jesús seamos sal y
luz.
¡Qué maravilloso es cuando a los
discípulos de Jesús se les llama que son valientes!. Valentía que viene del
convencimiento de que la verdad les hará libres y esa libertad les permite que
se pueda evangelizar sin cadenas. Maravillosa es la labor de tantos y tantos
discípulos de Jesús que desde su convencimiento personal dejan atrás todo lo
que les puede atar y entregan su vida en favor de otros. Probablemente también
entre nosotros tengamos que ser valientes porque a lo mejor estamos en tierra
de misión, y para ello hay más de 155 razones, por supuesto.
Por cierto, Felicidades al pueblo de San
Rafael , que inicia sus fiestas en honor a su patrón.
Hasta la próxima.
Paco Mira
Paco Mira
NOTA DE LA REDACCIÓN:
Nuestro colaborador habitual Paco Mira, estará este viernes, a las 9 de la noche, en la Plaza de San Rafael de Vecindario para pronunciar el Pregón de las fiestas patronales del lugar. Les invitamos a que acudan a escucharlo.
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