sábado, 1 de julio de 2017

CON LA COMIDA NO SE JUEGA

Escribe Paco Mira:

CON LA COMIDA NO SE JUEGA, Y MENOS AHORA QUE CARGAMOS CON MÁS
DE UNA CRUZ
           
            Creo que todos vemos la televisión. Es más: normalmente vemos aquellos programas que incluso nos atrevemos a decir que no sirven, que son una basura, que cambiamos de canal. Sin embargo es curioso que en cualquier tertulia o conversación familiar o de amigos hablamos, comentamos, opinamos… sobre aquellos programas que decimos que no vemos o que decimos que deberían quitar de la parrilla de la programación.

         Esto es lo que me pasó a mí. El otro día viendo un programa de una cadena que en mi televisión se coge en el número cinco, viendo a unos individuos en una isla que dicen que pasan mil calamidades e incluso hambre, había una prueba que el que la ganara tenía que comer, con las manos a la espalda, una pata de cochino cocida, atada a un madero y que solamente se podía utilizar la boca. Todo esto jaleado por un presentador que cuando habla parece emular a la infabilidad pontificia porque da la impresión de no equivocarse y hablar en nombre de la mayoría, porque esta le aplaude.

         La pata de cochino había que comerla en un tiempo determinado y lógicamente cuando acabó el tiempo, la pata también acabó destrozada y probablemente acabarían tirando la pata, puesto que en una sociedad tan fina y sofisticada como la nuestra, la del primer mundo, ¿cómo podemos comer una pata mordida por otros?. ¡ Que pena!. Los mismos que nos quejamos de la televisión somos los mismos que fomentamos dichos programas y lo que conlleva esto.

         Lógicamente si me lee el que presenta el programa, probablemente dirá que es demagogia, pero ¿diría lo mismo o también es demagogia el que no llega a fin de mes o que no tiene para ir todos los días al supermercado?. Porque puede ser que yo tenga para ir al super todos los días, pero eso no quita que me duela que se juegue con la comida y más en los tiempos que corremos.

         Decía el otro día el secretario general de caritas que nos hemos acostumbrado a la pobreza, incluso los pobres. ¡qué triste!. La sociedad y los que la formamos nos hemos acostumbrado y nos hemos adormecido ante una realidad a la que no somos capaces – o no queremos – darle una solución. Parecemos anestesiados, que ya no nos produce dolor, lo que otros hagan con lo más básico como es la comida.

         Dice el evangelio de este fin de semana, que cada uno tiene que ser consciente de llevar su propia cruz; que tiene que apuntarse al seguimiento de quien nos ha marcado el camino para poder llegar a la felicidad y este camino no pasa por la televisión o al menos en ciertos juegos a los que nos invita la misma.

         Hemos de prepararnos para ello. La primera lectura nos recuerda como hay que acoger a los que nos visitan. La primera lectura del libro de los reyes (2Re 4,8) nos recuerda como una mujer le prepara al profeta Eliseo su casa. ¡Cuántos, en la vida de cada día, en nuestro caminar diário, nos piden que les acompañemos, que les acojamos…. Que no pasemos de largo ante su dolor y ante sus angustias….! Y nosotros, probablemente, nos quedemos viendo la televisión y en ella programas que juegan con lo más básico y que no se debería jugar con ello.

         Dios toca todos los días en la puerta de cada uno de nosotros. Dios todos los días nos invita a mirar al pobre, al desvalido, al que nada tiene… entre otras cosas porque es Dios mismo quien se refleja en los más necesitados.

         No nos dice que no veamos la televisión, pero sí que seamos más críticos con lo que esta nos ofrece y sobre todo si se trata de comida en tiempos de crisis, con esta no se juega.

     Hasta la próxima y feliz verano.

         Paco Mira

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