Escribe Paco Mira:
¡ESTOY HASTA EL GORRO
DE LAS PALOMAS!
DE LAS PALOMAS!
Pues no se crean que no es un problema.
Tengo un amigo que tiene una casa que no habita con frecuencia y cada vez que
da una vuelta viene cabreado. Motivo, que las palomas se han hecho dueñas de su
azotea, con lo que eso conlleva: suciedad, infecciones, mortandad de las
mismas.... y las soluciones que le dan son inviables: de tiros nada; de
eliminación clandestina tampoco. Me preguntaba, Paco ¿qué hago?. La verdad es
que no supe que contestarle, pero sí reconocía que la desesperación de aquel
hombre era grande y eso que la paloma siempre fue el símbolo de todo lo
contrario de mi amigo: paz, tranquilidad, portadora de la rama del vencedor....
y mi amigo...
Hoy celebramos una de esas fiestas que
quizás puedan quedar en la sombra por aquello que el fútbol puede eclipsar los
acontecimientos de esta semana. Muchos estarán en Cardiff, muchos lo verán por
la televisión, y otros probablemente estaremos pendientes de una vigilia de
Pentecostés, de celebrar la fiesta del Espíritu. Muchos nos juntaremos para
celebrar juntos que el Jesús que el domingo pasado decía que se iba, nos dejaba
su legado y su fuerza para continuar la labor.
Muchos, quizás por la tele o por otros
medios, nos pasamos todo el año "mirando
al cielo"; o quizás mirando para otro lado; o quizás no queriendo ver
la realidad de la buena noticia que llamamos evangelio. Y Pentecostés es
precisamente la fiesta de la actividad, es la fiesta del fuego que cicatriza y
curte la piel, el ánimo y el corazón de aquellos que nos sentimos
comprometidos. Mirar al cielo es darle la espalda a un compromiso que tiene los
pies en la tierra y que además tiene nombre y apellidos.
A lo largo de la historia el Espíritu
se ha representado como una lengua de fuego que sopla donde y como quiere. A lo
largo de la historia se ha representado como una paloma que se va posando sobre
las cabezas de todos y cada uno de nosotros. Pero es una paloma que no es como
las de mi amigo, que nos tiene hasta el gorro, sino una paloma que invita a
sus hijos a que le acompañen en el vuelo.
Hoy es la fiesta de todos. Hoy es la fiesta de la Acción católica y del
apostolado seglar. Hoy es la fiesta en la que cabemos todos los que nos
sentimos comprometidos y que una paloma, el espíritu de Dios, nos invita a
volar lo más alto posible, pero nunca mirando solamente al cielo, sino que a "Dios rogando y con el mazo
dando".
La vida, nuestra vida, cada vez nos depara
más sorpresas, La vida cada vez nos interpela más sobre los acontecimientos que
nos van sucediendo: cada vez los tiros son más frecuentes; las violencias de
género son más abundantes, los casos de corrupción están más al orden del día.
Quizás tengamos que preguntarnos si a
nosotros se nos nota la fuerza que nos impulsa a dar ejemplo de aquel a quien
decimos que creemos; quizás tengamos que preguntarnos si tenemos fuego por
dentro que nos invita a correr y anunciar que Jesús, el que se fue el domingo
pasado, resulta que es el que nos dice: "¡venga, va. A currar. La mies es mucha y los obreros pocos!". Y
no solo que los obreros son pocos sino que cada vez somos menos.
Esta es la fiesta. Esta es la alegría.
Esta es la ilusión: Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo, Padre
amoroso del pobre, don en tus dones espléndido. Ya tenemos que ser mayores de
edad en la fe. Ya el carnet de nuestro testimonio nos dice que tenemos que
dejar el cobijo de los mayores y que tenemos que empezar a trabajar por nuestra
cuenta.
Demos testimonio, hoy y siempre que las
buenas noticias merecen la pena y esta lo es y por ello merece la pena.
Feliz Pascua.
Hasta la próxima
Paco Mira
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