viernes, 16 de junio de 2017

DESPACITO, MOZAMBIQUE Y EL CORPUS

Escribe Paco Mira:

DESPACITO,
MOZAMBIQUE
Y EL CORPUS

            A veces las modas las marcan las canciones. Pero no se crean que es una novedad del siglo XXI. Los que peinamos canas, nos acordamos de autores, canciones... que marcaron una época, un estilo y hasta una forma de comportamiento de muchos de nosotros. Ahora le toca a una canción que está haciendo furor, y si les digo la verdad creo que no es mejor que otras, lo que pasa que es que le "ha pillado" en buen momento: " Despacito". Y no es porque la canción sea precisamente el título de la misma: ¡ tiene una marcha increíble!.


         El otro día me enviaron un wass en el que un cura, de Córdoba, en el que habían adaptado la música de esta canción a una de la Iglesia: ¡no vean la marcha que en aquella Iglesia había!. Y yo me preguntaba, si para captar "clientes" había o hay que recurrir a ello. Porque claro, después también me preguntaba si cuando la moda de Despacito acabase, ¿qué pasaría?. He ahí el dilema. ¿Seguiría habiendo gente que celebrase la fe de aquella manera?. Me acordé de aquella frase evangélica, “Cuando el Hijo del Hombre se vaya, ¿seguirá habiendo fe en la tierra?”

         Estos días me he encontrado con cuatro mujeres que han venido de Mozambique. Han compartido espacio en el arciprestazgo, han compartido su vida y experiencia, pero sobre todo han compartido la fe. Y había que ver la forma de hacerlo: cantando, bailando, … no miran el reloj. Me resulta curioso que este fin de semana han compartido la fe en San Rafael y alguno se fue por largo, otros diciendo que casi no acaban….  Pero ¡qué prisa tenemos para dedicarle al Señor un tiempito de nuestra vida!

         Cuando veía a estas mujeres reflexionar, meditar, expresar con el cuerpo el perdón, la acción de gracias, el santo… casi me preguntaba que a veces mucho estudiar teología, liturgia y sin embargo no somos capaces de ir más allá de los 35 minutos que tiene que durar nuestra eucaristía, es como si tuviéramos prisa (que de hecho la tenemos), para compartir con Aquel que decimos que es el Camino, la Verdad y la Vida.: ¡viéndolas a ellas cuanto me acordé de la canción de despacito!.

         Este fin de semana celebramos el Corpus. Una comida. El Cuerpo y la sangre de Jesús. Celebramos que las cosas, despacio, saben mejor, hacemos mejor la digestión. Comer con otros en la misma mesa, favorece el diálogo, favorece el descubrimiento de compañías que probablemente no sabíamos que existían; compartir mesa supone valorar al otro en su justa medida.

         A veces por nuestro trabajo, de jornadas partidas, de horarios que no son al uso, desaprovechamos oportunidades que pueden ser únicas. Siempre se tiene en la mente a esos peninsulares de sobremesas interminables. Pero ¡cuántas amistades, negocios, encuentros…. Se hicieron al calor de un cafetito, de una copa, de …. una gran sobremesa!.

         Creo que esto es lo que tiene que ser este fin de semana. Es lo que tiene que ser lo que celebramos. El saborear, el disfrutar, el compartir...lo que se parte y reparte en beneficio de todos y cada uno de nosotros. Saborear con calma un almuerzo, una compañía, una amistad.

         Alfombremos nuestras calles, porque en el fondo una alfombra da calor, evita suciedades, decora y valora la imaginación y buen hacer de aquellos que se molestan y levantan temprano para que los demás podamos disfrutar de aquello que luego vamos a compartir.

         Amigos esta es la fiesta del corpus. Gracias a las amigas de Mozambique que me hacen ver la vida sin prisa; gracias por ayudarme a saborear lo esencial e importante de la vida que se llama Jesús de Nazaret.

      Hasta la próxima.

          Paco Mira



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