Escribe Juan
Santana de Arinaga:
SEMBLANZA DE
UNA DINASTÍA
Hoy, día 15 de Diciembre de 2016, cuando
han pasado cinco meses del fallecimiento de mi padre; “Pepe el Pariente”, su
hermano de fatigas y tío mío, “Juan el Pariente”, celoso de saber que su
hermano “pescaba” en los tranquilos mares del cielo, quiso él también
aprovecharse de la paz de Cristo y partió para reunirse con los familiares que
en la tranquila compañía de Dios viven.
Fueron algo más de 92 años los que vivió
en la Tierra ,
teniendo que ver como su único hermano y sus tres hermanas partieron hacia el
cielo, hasta que él también les siguió.
Ahora tiene el divino Jesús a esos que
más de una vez llevaron en su barco la imagen de la Virgen del Carmen, su
madre, adornados sus barcos, ya que la ilustre Señora que les acompañaba se
merecía tal honor.
Mi tío era más conocido que mi padre
entre la gente de Agüimes e Ingenio, ya que mientras mi padre se quedaba a
limpiar el barco y colocarlo para el día siguiente, mi tío Juan iba a vender el
pescado en el coche de ambos, Aquel “Morris azul”, en el que iba también mi
difunta madre, para que así, mientras ella se quedaba con una parte del pescado
para despacharlo delante de la farmacia, él se iba por las casas, abarcando así
un mayor número de amas de casa que adquirían el pescado para el almuerzo.
Yo siempre he mantenido que se muere lo
que se olvida, por eso pienso que seguirán vivos en nuestro corazón, pidiendo a
Dios que reciba el alma de mi tío Juan y le una al resto de “los Parientes” que
en el cielo están.
¡Descansa en paz, tío Juan!
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