Escribe Paco Mira
ENTRE, BUSQUE, COMPARE Y.... SI
ENCUENTRA ALGO MEJOR,.... ¡CÓMPRELO!
Creo que a nadie se le escapa que las grandes empresas le deben
su éxito a los equipos de marketing. Es decir aquellas personas que con su
campaña, su difusión, logran aumentar las ventas en una determinada empresa. Y
les aseguro que muchas - sobre todo grandes almacenes - lo consiguen y me
imagino que el sueldo de esos equipos ha de ser suculento.
Casi siempre son frases, textos cortos,
situaciones de la vida comunes.... en las que nos vemos reflejados y con ello
las grandes empresas lanzan su campaña. Son frases cuyo impacto es tan grande
que luego en cualquier momento de nuestro quehacer diario hasta lo repetimos.
Es lo que se pretende.
Se preguntarán a qué viene esto y me
trae el recuerdo el evangelio de esta semana en el que Jesús se encuentra con
diez leprosos, no uno, diez. Leprosos que buscan que Jesús les de lo que otros
- quizás los médicos de entonces - no son capaces de darles. Buscan curación y
saben que Jesús se la va a dar. Pero casualidades de la vida, de los diez,
nueve no vuelven para ser agradecidos, para por lo menos y con educación
decirle a quien les ha curado: ¡oye, gracias por lo que hiciste con nosotros!.
Si es que dice uno de nuestros refranes que "de desagradecidos está el mundo lleno".
Me imagino que Jesús habrá pensado en
este refrán y creo que dos mil años más tarde seguimos en la misma tesitura y
me preocupa que no hayamos evolucionado nada o quizás muy poquito: ¡Cuántos de
nuestros matrimonios comparten - una vez casados por la Iglesia - nuestras
eucaristías!. ¡Cuántos de nuestros padres a los que obligamos a asistir por lo
menos cuando sus hijos están en el proceso, se quedan una vez que éstos lo
terminan!. ¡Cuántos niños que reciben a Jesús por primera vez continúan luego
con nosotros!, etc... podríamos seguir y me viene a la mente el pasaje de Lucas
17,11: diez leprosos han conseguido lo que querían y hasta luego, casi como en
nuestras comunidades: consiguen lo que quieren y hasta luego.
Sin embargo me quedo con la enseñanza
de Jesús. El pregunta por los nueve que se han ido, pero se centra en el que ha
quedado. Vivimos en una sociedad complicada, en una sociedad que se me antoja
confusa, en una sociedad donde la variedad de ofertas incluso religiosas, cada
vez son mayores quizás con la pretensión de dar respuesta a lo que la gente
pide; nuestro querido Papa Francisco nos dice que salgamos a las periferias,
que olamos a oveja.... pero creo que Jesús, este domingo, nos invita a no
descuidar y perder lo que tenemos dentro.
Me da la impresión a veces que nos
hemos convertido en supermercados de productos religiosos, en estaciones de
servicio de 24 horas para aquellos que cuando se les antoje, puedan ser
atendidos... y nos estamos olvidando que dentro queda gente que hay que
intentar que no se vaya. Creo también que muchos de los que se han ido han
vuelto a tocar en la puerta y nosotros muy seguros de nosotros mismos les hemos
dado la espalda, porque como al leproso del evangelio nuestra fe no nos ha
salvado, sino ha servido para que otros no puedan fijarse en nosotros.
Quiero creer que nuestra fe es la mejor
que tenemos, pero que a veces nos cierra el corazón y los ojos hacia realidades
de limpieza, de quitarnos la lepra que llevamos encima, de nuestra carne,
pensamientos, actitudes corrompidas por el egoísmo de sentirnos los únicos.
No sé si en nuestra querida Iglesia
tendría que haber un equipo de marketing. Quizás el mejor equipo seamos
nosotros mismos y si no conseguimos lo que queremos es que estamos fallando.
¿Nos analizamos un poquito?
Hasta la próxima
Paco Mira
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