Escribe Paco Mira:
MÁS DE MILLÓN Y MEDIO
Y TIENEN LAS VELAS ENCENDIDAS
Y TIENEN LAS VELAS ENCENDIDAS
Con motivo de la JMJ, alguien me comentaba, "Paco, más de un millón y medio de jóvenes, en Polonia, pero en
nuestras parroquias, ¿dónde están?". Es verdad. Me he quedado con la
pregunta y la traslado a todos aquellos que crean que tienen la respuesta. Es
verdad que no sólo eran jóvenes los que allí estaban pero seguro que todos
tenían un espíritu que les hacía retroceder en años y que han vuelto con las
pilas del corazón, del entusiasmo, de las ganas, de la ilusión... no solamente
cargadas, sino con ganas de comerse el mundo.
Personalmente creo que este Papa se lo
curra. Creo que este Papa, no siendo un gran músico como Benedicto, sabe tocar
la nota adecuada, en el pentagrama oportuno, en el auditorio conveniente y ante
un aforo que espera escuchar la melodía perfecta. Bergoglio, sabe que la
esperanza no está en él (no se si estaré
en Panamá, pero sí estará Pedro), sino que la esperanza está en los que
vienen empujando, en los jóvenes, en aquellos a los que se les brinda un futuro
incierto, pero un futuro que está en sus manos para poder cambiarlo.
Un futuro que pasa por no estar metidos
en la droga del sofá, ni en buscar
pokemones por las calles de nuestras ciudades. Un futuro que no pasa por no
luchar por un mundo más justo, por decir lo que se piensa con sensatez de la
política, por depositar un voto que valga un futuro, que dentro de lo posible,
nos pueda parecer lo más justo posible. Un futuro que tiene un nombre: fraternidad. Francisco lo sabe y por eso
lo proclama.
Un futuro que lo más probable que esté
relacionado con el evangelio de este fin de semana: estén con las velas encendidas y con la cintura ceñida (Lc 12, 35).
Y esto es lo más complicado de la labor juvenil. Concientizar de lo que
realmente vale la pena, que el sofá nos da la comodidad suficiente como para
convertirnos en generaciones de ninis, es decir, de gente que con un futuro
maravilloso por delante no son capaces de decirle al mundo que tienen ganas de
comérselo.
Dios está en la calle, el evangelio
está en las orillas de los caminos. Dios camina con los jóvenes que se
ilusionan con su proyecto, con su estilo de vida, con su forma de ver el mundo.
Seguro que en Polonia han cargado pilas; seguro que en Polonia habría cerca de
dos millones de jóvenes, pero también no es menos cierto que ellos ahora son
los que tienen que estar atentos y alerta, porque cuando menos lo esperemos
llega el novio y nos invita al banquete.
Quiero creer que muchos pensarán que
hacen todo lo que pueden, sin embargo creo que se puede hacer más. De nosotros
los mayores solo nos queda apoyarles, animarles, decirles que contamos con
ellos, decirles que nosotros, en su momento, también hemos iniciado el mismo camino que
ellos. Quizás no fuimos a Méjico, ni a Santiago, ni a Madrid, ni a Polonia, pero aquí estamos y muchos
continuamos.
Me ha maravillado las ganas con las que
muchos se han ido. Me ha maravillado la tristeza con la que muchos han vuelto.
Seguro que ha habido amigos en distinta lengua; el corazón, en muchos, habrá
latido de forma especial y ha hablado el mismo idioma; los correos, los
wass,... han llenado las agendas de muchos, pero no nos olvidemos que no
sabemos el día ni la hora y por ello merece la pena seguir en alerta.
No nos olvidemos que la fe es seguridad de lo que se espera,
dirá la Carta a los Hebreos, luego ¿cuáles son mis razones para creer en Dios?.
¿Qué razones les doy a los demás?
Animo, no solo a los que pasan del
millón y medio, sino a todos incluidos los veteranos.
Hasta la próxima.
Paco Mira
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